VALÈNCIA. Sobre la bocina y ajustándose el nudo de la corbata. Así cerró el Levante este viernes un mercado de fichajes llamado a ser de mínimos en Orriols desde el primer día. Ya antes de abrir la ventana de transferencias, el director deportivo granota, Felipe Miñambres, cocinó una situación límite en lo que a planificación deportiva se refiere, contando con la inyección económica de José Danvila y con una hoja de ruta marcada por las ventas necesarias ya clásicas en el Ciutat los últimos veranos. Lo que pocos sabían en el seno del club es que el agua iba a llegar al cuello. Hasta el último día, el Levante estuvo peleando las inscripciones de cinco futbolistas, incluyendo un Pablo Martínez al que se pretendía traspasar en junio pero que fue encontrando piedras en su camino, deseoso de salir del conjunto dirigido por Julián Calero.
El caso de Pablo Martínez es el que mayor tiempo y dolores de cabeza ha ocupado en los despachos de Orriols. Su salida en los términos esperados por el club hubiera supuesto el sencillo registro de los otros cuatro futbolistas que no fueron subidos a la plataforma de La Liga hasta el último día. También la venta frustrada de Pubill a la Atalanta, desde el Almería, gracias al 25% de la plusvalía de venta que se reservó Felipe cuando le traspasó el pasado verano. No obstante, por Pablo se estiró demasiado el chicle y, al final, creció la tensión en la rampa de salida hasta el punto de que el '10' ya no es el '10'. Pablo lucirá el '23' porque a Iborra se le asigna el '23'. Ambos ya pueden entrar en la lista para Eibar de este lunes.
En cualquier caso, tales fueron las prisas en el apartado bajas que tuvieron que cerrarse operaciones no previstas de inicio o que, al menos, a estas alturas de mercado, no se pretendían movilizar. Mohamed Bouldini fichó por el Deportivo de la Coruña, por unas cantidades que podrían llegar al medio millón de euros si se cumplen una serie de variables -cifras que, sea como sea, no llegarían al alrededor de 1 'kilo' que gastó Miñambres cuando firmó al marroquí en 2022-. Incluso se llegó a filtrar el nuevo desembarco del Elche por el fichaje de Oriol Rey, aunque la realidad fue que Bragarnik siempre se encontró con un Levante reticente a quitarle esa pieza a su entrenador una vez los ilicitanos tocaban a la puerta.
Tampoco estaba previsto, por ejemplo, que Róber Ibáñez hubiese de ser despedido y que Pepe Danvila hubiera de insuflar más aire en las arcas del Ciutat. De nuevo gracias al máximoa accionista, el Levante pudo inscribir a Iborra -con la reducción del 50% de su valor estimado aceptada por parte de La Liga- y a Pablo Martínez.
En cualquier caso, con la venta del delantero, del que se ha extraído un escaso rendimiento deportivo en sus dos temporadas en la ciudad, Calero no encontrará un delantero sustituto. Hoy, el entrenador madrileño cuenta con Fabrício, Iván Romero, Morales y Roger Burgué para la punta de lanza como jugadores del primer equipo, además de un Carlos Espí que este curso puede 'doctorarse' ya con los 'mayores', debido a las circunstancias.
La parálisis en el mercado fue evidente durante las últimas dos semanas. El bloqueo en la operación de Pablo Martínez imposibilitó la inscripción de Iborra hasta ultimísima hora, incluso Rober Ibáñez y Alfonso Pastor -este para acordar su inscripción con ficha de filial- tuvieron que pasar por las oficinas del Ciutat para formalizar sus fichas en competición. Ese barro obligó a alimentar, además, el lodo del capítulo de las incorporaciones: Calero, al final, no podrá contar con los fichajes que demandaba en la parcela defensiva. En esa línea, habrá de contar con dos laterales con 'ficha B' como Marcos Navarro y Xavi Grande, y tan solo tres centrales de primera plantilla: Dela, Elgezábal y Cabello.
Se trata de un mercado de mínimos históricos para el club, pues no se invertido ni un euro en los traspasos de Morales, Iborra, Elgezábal y Pampín, y se ha ingresado poco más de medio millón por las bajas de Bouldini, Dani Gómez, Franquesa, Cantero, Álex Muñoz, Postigo, Femenías, Blesa y Capa, más allá de los jugadores que compitieron a préstamo la campaña pasada. El objetivo de pelear el ascenso, en entredicho, al margen de las buenas sensaciones y resultados del equipo en el inicio del campeonato.