VALÈNCIA. El Levante está a punto de cerrar el mes de julio sin haber vendido a ningún futbolista de la plantilla cuando, en teoría, tenía que haber cerrado el ejercicio contable el pasado 30 de junio con la obligación de haber ingresado 16,5 millones de euros en traspasos de jugadores.
El Levante reflejó en sus cuentas presentadas ante sus accionistas el pasado mes de diciembre de 2020 una partida de casi diecisiete millones en venta de jugadores, pero está a punto de acabar el mes de julio sin haber concretado ninguna operación.
Hasta el momento sólo han salido del Levante jugadores como Toño García, Rubén Rochina, Arturo Molina o Cheick Doukouré que o bien acababan su contrato o el club tenía la posibilidad de cortar su vinculación de forma unilateral.
El presidente del Levante, Quico Catalán, ya admitió el pasado mes de junio en una rueda de prensa ante los medios de comunicación que cerraría el ejercicio contable con pérdidas pero que, en realidad, su objetivo era llegar al final del mercado de verano con un balance positivo.
Sin embargo, a falta de apenas dos semanas para el inicio de la Liga, el Levante no ha podido vender ni a los futbolistas con los que no cuenta, como Hernani, Sergio León o Vukcevic, ni a jugadores importantes de su plantilla como Vezo, Campaña o Bardhi.
El club valenciano ya tuvo problemas el verano pasado para inscribir a todos sus futbolistas por el estricto control económico de la Liga y, a día de hoy, tampoco podría hacerlo por el desfase entre los ingresos recibidos y el gasto salarial de su plantilla.
Pese a sus problemas económicos, el Levante sí que ha realizado tres incorporaciones con la llegada del delantero Roberto Soldado, el lateral Enric Franquesa y el extremo Roger Brugué con un desembolso global de menos de un millón de euros.