VALÈNCIA. No lo es, aunque lo pareciera. El Levante no es invencible y quedó patente este viernes en el Ciutat. Por más que los granota doblaran al Cartagena en oportunidades creadas y aunque las estadísticas oficiales solo adjudiquen dos disparos entre los tres palos al cuadro murciano -uno de ellos fue el de Sadiku que acabó dentro-, el equipo de Mehdi Nafti todavía tiene agujeros. Aún ofrece dudas a pesar de aplastar en citas anteriores y esta jornada llegaron en ataque. Porque mientras en defensa el Levante sigue mostrando buen nivel, la ofensiva levantinista está todavía por engrasar.
Si bien es cierto que el Efesé se puso por delante en la única ocasión clara que generó y no sin polémica mediante -la posición de Sadiku se interpreta válida porque la asistencia rebota en Iborra, aunque el toque del moncadense apenas desvía la trayectoria de la pelota-, la realidad es que el Levante tampoco se llenó de oportunidades de gol. Los datos le otorgan 10, pero en pocas Aarón Escandell estuvo realmente exigido: en la primera parte, la de Soldado; en la segunda, y mientras el partido ya agonizaba, el balón cruzado de Rober Ibáñez. Por el medio, un lanzamiento de falta espectacular de Montiel que pegó en el larguero. Y ahí tuvo que dejar de contar el respetable de Orriols.
Con menos en ataque, mucho menos, se acabó llevando el choque el Cartagena. Pero lo que generó el Levante no fue suficiente. Eso sin olvidar el penalti que Arcediano Monescillo concedió en el primer minuto por mano de Alcalá y que Sagués Oscoz le invitó a anular desde la sala VOR. El cuero golpea en el brazo del defensor y corta por lo sano una posible segunda jugada en la continuación, pero lo hace tras el desvío de Aaron, que había parado el mano a mano a De Frutos. Una polémica que en la que el técnico levantinista, regateando al Nafti de temporadas anteriores, no quiso reparar.
Lo que sí subrayó el franco-tunecino es la necesidad de seguir moldeando la masa de la plantilla más valiosa de la categoría para hacer de ella, por fin, un equipo reconocible. Nafti hizo autocrítica y admitió lo "abatido" que está el grupo tras perder su primer choque de la temporada justo en la semana en que se repitió hasta la saciedad, más que hace mucho tiempo, que el Ciutat ha de ser un fortín. Paradójicamente, ahora el fortín tendrá que construirse a domicilio. El Levante afrontará dos salidas ante Burgos y Andorra que bien pueden bajar de la nube a la escuadra que más músculo bombeaba ante el espejo de la Segunda División... o bien puede relanzar a un cuadro granota obligado a volver a disipar dudas fuera de su feudo.