VALÈNCIA. El Levante está perdiendo la batalla por alzar su propia cabeza. La derrota, más abultada que realmente estripitosa, en Huesca hace tres fechas ha acabado por desconectar definitivamente a un equipo que, si no vuelve a enchufarse a la corriente con velocidad, corre el riesgo de tener que adaptar la lista de objetivos para sacar el ascenso directo de la ecuación. Decía Javi Calleja en la previa del partido ante el Málaga que prefería estrenar la jornada para trasladar la presión a los oponentes en la cabeza de la tabla y, a la postre, lo que hizo fue regalar la motivación de entablar una distancia apetitosa respecto a las plazas de promoción. Granada y Alavés podrán adelantar al cuadro granota en la clasificación este mismo sábado; Las Palmas intentará ponerse a cinco y el Eibar, el lunes, poner un punto más lejos la primera posición.
Sin embargo, más allá de las distancias todavía salvables, lo realmente preocupante es la caída del equipo desde la tarde de El Alcoraz. La primera derrota de la 'era Calleja' requería una operación especial para posibilitar una reacción que se sigue postergando peligrosamente. No se logró ante el Albacete y, para más inri, las lesiones, el adiós del mejor en plantilla y el paso adelante de los rivales a pesar de un récord que va camino de caer en agua de borrajas han dejado deprimido al equipo. El Levante no levanta cabeza. No la sienta. La zozobra es importante y las sensaciones así lo demuestran.
Y es que el conjunto de Calleja ni siquiera hizo en La Rosaleda lo que mejor sabe: dominar y generar mucho, pero no tan bien como traslada públicamente el entrenador. El Málaga fue tan superior en el primer tiempo que aplastó al Levante en media hora inicial, antes de que aparentemente -y solo aparentemente- el elenco granota reaccionara para encontrarse a sí mismo antes de marchar a vestuarios. Fue un oasis, porque el segundo acto devolvió las dudas fluctuantes, entre poderío individual y un rival encaminado a llevarse el gato al agua. Solo el VAR, y por milímetros, ayudó al Levante a mantenerse medianamente a flote en aguas malagueñas. El partido del equipo volvió a ser plano en líneas generales, con destellos pero por lo general insuficiente para un club que aspira a consumar el ascenso inmediato.
"Campaña, vuelve ya", parece rezar el técnico cada vez que se da la vuelta. Calleja ve pocas opciones. Dijo tras el encuentro que con Musonda buscaba generar uno contra uno para aprovechar el poderío de Wesley a balones laterales. No ocurrió ni una cosa ni la otra: ni el belga encontró mucha chance de encarar en un cuarto de hora, ni el brasileño metió miedo, como viene siendo habitual en un ariete que alarga su letargo, de cabeza hacia el bluf histórico. Las bajas han hecho estragos y las opciones del Levante, para muchos con la mejor plantilla de la categoría, se ahogan entre momentos de baja forma de piezas clave y disponibilidad de jugadores hoy residuales, como el propio Musonda.Para rizar el rizo, incluso De Frutos parece caer en la espiral. Para preocuparse.