VALÈNCIA. ¡Qué alegría es ver regresar a Mario Alberto Kempes a Valencia! Aunque sea por un breve espacio de tiempo y para ir a varios actos personales y profesionales, sus visitas siempre dejan alguna enseñanza. Al igual que cuando era futbolista que, tal y como he leído y me contaba mi padre, cada partido o gran cita dejaba algún destello de su enorme calidad.
Mirad, he tenido la suerte de vivir la época de la Copa de Ranieri, las finales de Champions de Cúper, las ligas con doblete de Benítez y el Valencia CF de Marcelino –entre mil cosas más-. Pero, por desgracia, soy de esa generación que no ha visto jugar a Mario Alberto Kempes en vivo y en directo en Mestalla. Un placer y un manjar que, ahora con el tiempo, los que lo degustaron son realmente conscientes de la suerte que tuvieron.
Me ha tocado vivir otra época, la del Kempes “Leyenda”. Confieso que es una época también muy intensa porque durante esta última década en la que me dedico a hacer la información del Valencia CF, ha sido quizás de los primeros en advertir el peligro que podría correr el Valencia CF con un gran accionista; ha augurado algunos de los grandes errores deportivos que podría sufrir el club y, esta semana, nos ha dado otra lección de madurez.
En una de sus firmas de la Feria del Libro, Kempes hizo una reflexión tan madura como importante. Una autocrítica digna de uno de los más grandes en lo personal en la que, lejos de ponerse medallas por augurar la catástrofe, reconoció que quizás debió hacerlo de otra forma.
“Me equivoqué en decirlo en público y no decírselo a ellos pero me he transformado en un valenciano más e hice un 'pensat i fet' y me equivoqué, son cosas que tienen que pasar y la vida continúa", explicó.
Parece una tontería pero Kempes, que ocupaba un cargo similar en la distancia al que puede ocupar ahora Ricardo Arias, solo buscaba lo mejor para el Valencia CF. Kempes, que tenía un contrato indigno y que no estaba a su altura de leyenda de ese calibre, perdió su puesto por decir en público lo que pensaba de la gestión del Valencia CF. Y pese a que no cometió ningún error manifiesto ni mintió en nada, a día de hoy Kempes es consciente y se lamenta de que debió pelearlo en privado con el poder y peso que podía tener en lugar de hacerlo en los medios de comunicación –a pesar de que su intención era noble y clara-.
De esa lección podemos extraer cosas como la que atañe a leyendas del calibre de Ricardo Arias. Que Richard no diga en público muchas cosas no quiere decir que no las pelee o explique en privado. No quiere decir tampoco que comulgue con todo o algo de lo que pasa. Pero de ahí a que algunos desde el sofá de casa señalen o arremetan cuando las cosas van mal al nivel de “vendido”, “el que calla otorga” o “si no dices nada en público eres cómplice” es una mentira tan grande como el penalti que nos pitaron el domingo ante el FC Barcelona. Cada uno tiene una manera diferente de actuar, expresarse o pelear, y todas ellas son respetables. Sobre todo si hablamos de gente que se ha dejado la piel por este equipo tantas veces o que se mueve en circunstancias distintas.
Kempes solo quiso “abrir los ojos y los oídos a todos” y la realidad es que no supimos darle la importancia que merecía esa información, sin lugar a dudas, privilegiada en aquella época en fondo aunque nos sorprendiera la forma. “Todos, sin excepción, cerraron los ojos y se taparon los oídos”. Debemos –los periodistas los primeros- cuidar más a las Leyendas, opinen o que opinen, por lo que representaron a nuestro escudo.
Pero Kempes también dio una lección de cordura con una frase tan clara como importante: “el Valencia está por encima de Lim, el Valencia es de los valencianistas”. Mario diferencia claramente entre el sentimiento por unos colores y la desidia por la mala gestión. Se puede criticar la gestión y querer lo mejor para el equipo, no me canso de decirlo y, Mario Alberto Kempes, ayer lo confirmó. Desear el mal para el Valencia CF no es hacer un favor para que se vaya Peter Lim. Probablemente se irá algún día y sería “lindo” como decía El Matador, pero el equipo habrá sufrido –más aún- las consecuencias de esta guerra abierta con muchos muertos en el camino.
Podemos apoyar al equipo y criticar lo que no está bien. Podemos escuchar las iniciativas personales y profesionales de sectores sin desmerecer otras posturas. Podemos cambiar las cosas desde la acción, el entendimiento y el fair play judicial, antes que desde el insulto, la mentira, el señalamiento o el acoso a aficionados y leyendas. Sé que cuesta entenderlo pero si yo he podido, puede todo el mundo.
Cuidémonos entre nosotros, porque el sentimiento valencianista está por encima de todas las cosas. Y el Valencia CF, también. Así lo decía Mario esta semana y es la última gran lección que me llevo de El Matador.
“Si el Valencia CF me necesita, estoy para el Valencia. Ni Peter Lim, ni nada…”.
Hágase, Don Mario. A sus pies.