OPINIÓN

El pico y la pala

¿De verdad tiene Meriton voluntad de construir el nuevo estadio? Sinceramente… creo que no, ninguna. Y las últimas declaraciones del Alcalde de la Ciudad no son sino un parachoques con el que escudarse por si desde el Club se cae en la tentación de echar la culpa al Ayuntamiento porque… se la ve venir...

19/05/2018 - 

VALÈNCIA. Los movimientos llevados a cabo en los últimos tiempos por entidades deportivas como el Valencia Basket o el Levante UD llevan camino de acabar dejando en evidencia al Valencia CF. Y es que, cuando un empresario consigue recabar la colaboración de las instituciones involucradas, el empezar a poner ladrillos en la obra sólo depende de la financiación y… de la determinación. Entiendo que la financiación no debe suponer un problema insalvable para quien maneja los millones de dólares que maneja el propietario del Valencia y –por supuesto- no me refiero a que lo pague él y sí a que utilice su ‘potencia’ para que haya alguna entidad bancaria de las muchas con las que él debe tratar en sus innumerables negocios ¿o es que con todo su bagaje empresarial sólo existe Bankia?. Entiendo que no debe suponer problema alguno… si de verdad hay voluntad de hacerlo.

Obviamente me refiero a la construcción del futuro estadio valencianista en contraposición a otros proyectos que se mueven en la ciudad con el nombre de otras entidades deportivas. ¿Tiene alguien alguna duda que no tardaremos ver levantarse un imponente pabellón para el Valencia Basket y que, seguramente, lo conseguirá en tiempo récord como hizo con L’alqueria del Basket?... Yo no tengo duda ninguna. ¿Alberga alguien alguna duda acerca de la pronta construcción de la nueva Ciudad Deportiva del Levante UD?... Yo no. Solventada la colaboración institucional –repito- es una cuestión de voluntad. ¿De verdad tiene Meriton voluntad de construir el nuevo estadio? Sinceramente… creo que no, ninguna. Y las últimas declaraciones del Alcalde de la Ciudad no son sino un parachoques con el que escudarse por si desde el Club se cae en la tentación de echar la culpa al Ayuntamiento porque… se la ve venir. El alcalde de Valencia dice que la “comprensión no es eterna” porque sabe que desde el Valencia se bien deslizando la idea –off the record- de que es la burocracia la que ralentiza el asunto y a tal efecto será muy interesante escuchar al Director General esta próxima semana o al mismísimo Presidente. Porque si es la burocracia la que frena el proyecto estaríamos ante un agravio comparativo con otros Clubes que el Valencia, obviamente, debería denunciar públicamente con mayor razón tras conocer la declaración del Sr. Ribó que le ‘mete prisa’ al Valencia. De no existir tal denuncia pública, se estará asumiendo que el freno de mano no está en  la burocracia sino en la pereza propia. En la absoluta falta de voluntad de levantar un nuevo santuario para el valencianismo que se convierta en pulmón económico del Club y que, de paso, ofrezca al aficionado todas las comodidades que el viejo Mestalla ya no está en condiciones de  brindar.

Llegados a este punto nos encontramos ante una nueva diatriba. Porque… si el alcalde miente el Club debe advertirlo y, si no lo hace, el Club debe una explicación al aficionado. Si el accionista de referencia del Valencia no quiere terminar el estadio porque entiende –que así lo entiende- que no tiene obligación contractual de hacerlo no estaría de más que explique que quienes mintieron a la afición fueron los que, en su nombre, dijeron que, con la compra, se comprometían a construirlo como dijeron que Lim compraría la parcela del viejo estadio por ciento cincuenta millones. Pero que no olviden que, si es ese el argumento, también deberán afear públicamente la conducta de Layhoon porque ella se comprometió en una Junta General de Accionistas y , de paso, contar a la gente ‘a cuento de qué’ venía el video montaje hecho público hace unos meses.

Si nada de todo esto es así y aquí nadie está faltando a la verdad, sólo queda un camino: coger el pico y la pala urgentemente para poner a disposición del valencianismo sin más dilación un estadio a la altura de su grandeza.

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