El pulso Meriton vs. Gracia por el banquillo es económico

VALÈNCIA. Javi Gracia, cuando era jugador, era un mediocentro posicional con bastante recorrido que, según cuentan sus compañeros en el Valladolid, hacía mejores a sus compañeros. Un centrocampista llegador que jugaba fácil. El viernes de la semana pasada, en la rueda de prensa previa al polémico partido del Ramón de Carranza, retrasó unos metros aquella posición y oficio como central. El técnico pateó cualquier pregunta sobre su continuidad, remitiéndose, una y otra vez, a lo que firmó en el mes de julio.

Cuando se cerró su comparecencia ante los medios, el entrenador navarro se quejó de que no se le preguntara por el partido ante el Cádiz. Gracia olvidó que los empleados que Peter Lim tiene en la ciudad fueron los que se encargaron de filtrar en fechas anteriores que iba a continuar la próxima temporada y que las preguntas estaban fundamentadas en los comentarios de la gente de Meriton. Olvidó, además, que los periodistas están limitados a una pregunta en sala de prensa y tienen que priorizar.

Alrededor del banquillo del Valencia se está jugando un pulso disparatado toda la temporada. Meriton y Javi Gracia están distanciados. La postura crítica del entrenador se ha suavizado en sala de prensa desde que se cerró el mercado de invierno, aunque se encargó de aclarar que desconocía la llegada y la identidad de los tres jugadores que el club le había proporcionado 24 horas antes de que estos aterrizasen en Manises. En las últimas fechas, el club ha difundido un par de fotos, tampoco muchas, de Anil Murthy en actitud cercana y de complicidad con el entrenador en la ciudad deportiva. Todas las ha provocado Murthy. Había que pintar la fachada.

Pero la imagen es una y la realidad es otra. Si se rasca la superficie, las dos partes, como un matrimonio harto de soportarse y agotado, no quieren seguir con esa relación la próxima temporada. El juego que han puesto en marcha consiste en conocer cuál de las dos partes va a romper la cuerda y a dar el primer paso. Este proceder responde a una mera motivación económica; no hay otros motivos.

Meriton está buscando sustituto para Gracia desde octubre. Esa búsqueda la activó después de la intentona de fuga del entrenador, tras la primera crisis del banquillo. Desde entonces, el técnico está tocado. Sólo permanece en la entidad porque Peter Lim no quiso indemnizarlo con un despido millonario y él tampoco aceptó pagar por marcharse. Alejar al equipo del descenso ha rebajado la tensión y ha pospuesto la negociación para el final de temporada. Para Anil Murthy, actualmente, prescindir del preparador navarro no sería una medida que le restase más credibilidad que la que ya ha perdido. Mantener a Gracia el próximo curso, como están filtrando, no se sostiene, aunque estamos hablando de la lógica de Meriton.

Y el entrenador, que se quiso marchar cuando arrancó la competición, caería en una incoherencia si decidiese seguir en un proyecto en el que no cree que, además, apunta a repetir idéntico comportamiento en la política de fichajes para el curso 2020-21; esto es, con salida de jugadores importantes para hacer caja y liberar masa salarial, con una plantilla muy joven, y llegadas, si se producen, de jugadores de segunda o tercera línea.

“Tengo otro año de contrato y debo cumplirlo. No hay más noticias que esa. No valoro vuestras opiniones o vuestros gustos. Como trabajador del club tengo un contrato y tengo que cumplirlo”, dijo Gracia cuando se le planteó por lo contradictorio de optar por seguir si la situación en el club es idéntica a la que motivó su intento de espantada en octubre. 

Como en una pelea de amantes despechados, todo suena a “me quiero ir, pero échame tú” o a “no quiero que sigas, pero márchate tú”. Y el que se pronuncie primero, paga el gasto. Como en los últimos tiempos, todo es estrambótico en el Valencia. Y aunque resulte un tópico de tanto escucharlo, la realidad es que la última palabra será la de Peter Lim.

Todo este embrollo cobra más o menos sentido, según se mire, tras la información que dio el programa SER Deportivos Valencia hace unas fechas. Existe una cláusula que plantea la posibilidad de romper la segunda temporada que figura en el contrato que se firmó en julio del año pasado. Según contó la SER, esa vía de escape posibilita que durante 15 días, al término de la temporada, la cantidad a pagar por la parte que rompa el acuerdo sea menor. “De mi contrato no voy a hablar. No lo he hecho nunca y no lo voy a hacer”, se limitó a decir Gracia, preguntado por esa opción contractual. El que se mueva primero, paga. Ese parece el meollo de la cuestión.