El sátrapa

VALÈNCIA. Antes de que el gabinete de caza de brujas que tiene el club montado para vigilar a los periodistas díscolos se ponga en marcha, les diré que no pierdan el tiempo. Según la RAE la primera de las dos acepciones de la palabra "sátrapa" se refiere a: gobernador de una provincia de la antigua Persia (no es el caso afortunadamente para la antigua Persia), y la segunda -sentido por el cual titulo este escrito- habla de: persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder. Y por ello llamo abiertamente a Anil Murthy sátrapa, ni más, ni menos.

De los dos sainetes surgidos en el entorno valencianista en la anterior semana -Johor y ATE- me detendré en el segundo. No es que del príncipe no tenga opinión, es simplemente que aún creo que quedan muchos capítulos por escribir de esta historia. Y teniendo claro que no se puede matar a nadie antes de que aterrice, también soy consciente de que el status de mesías hay que ganárselo. Que las canonizaciones previas y las bienvenidas estilo "Bienvenido Mr. Marshall" ya sabemos cómo acaban.

Pero cuando crees que tu capacidad de sorpresa ya ha tocado techo -en cuanto a los secuaces de Lim- aún tienen la capacidad de ir un paso más allá y hacerte "flipar" un poquito.

Porque más allá de comprobar el tamaño de las gónadas de Murthy volviendo a presentarse ante Ximo Puig sin llevar ni siquiera un sobrecito de azúcar que echarle al café que se tomó con el president de la Generalitat, fue mucho más grave su misiva publicada en la web del club al día siguiente.

Hace tiempo que vengo esgrimiendo que pese a las acusaciones de xenofobia que Meriton vierte sobre usted y sobre mi en publicaciones que controla como el Batzine, los primeros xenófobos son ellos. Peter Lim y sus muchachos se creen dioses en el inframundo. Divinidades intocables que no tienen más remedio que compartir su día a día con el lumpen más bajo de la creación. Deidades que han venido al último agujero infecto de la tierra a iluminarnos con su sabiduría y su destreza. Titanes fuera de la órbita humana con una condición de intocable que recoge toda la gama de privilegios y ninguna de las incluidas en la lista de obligaciones.

Eso lo tenía ya claro, sinceramente no me sorprende su comportamiento propio del nuevo rico caprichoso. Lo novedoso, nocivo y altamente peligroso fue comprobar el desprecio que emana de la ya referida carta a las instituciones democráticas, su funcionamiento y sus representantes.

Más allá de cruzar la línea roja de echarle en cara a Ximo Puig su gestión en un drama de dimensiones mundiales como la pandemia, y de poner de ejemplo a Lim por enviar aquí una limosna que supone para el singapurés una implicación del tamaño de quitarse un "paluego" con un mondadientes, referirse al COVID en esa carta califica la calidad humana del personaje.

Pero repito que más allá de eso hablar en los términos que habla de un president (sea de este partido o de cualquiera de los que conforman el arco parlamentario) elegido con los votos de los ciudadanos demuestra de qué tipo de democracia que vienen y lo que piensan de un sistema democrático real. 

Esta gente no es que sea altamente nociva para el Valencia CF (a las pruebas me remito), lo es para la salud y las instituciones democráticas en general. Si cuestionan y ningunean con tal ligereza a los representantes escogidos por todos y que se encargan de procurar que la ley se cumpla ¿Ante qué se van a detener? 

Por eso también la clase política valenciana debe entender que es hora de sacar a esta gente de nuestras vidas, más allá de por el bien del Valencia CF, por la salud de las instituciones en el que se basa nuestro sistema democrático -con derechos y con obligaciones para todos-. Que probablemente distará mucho de ser un sistema perfecto -eso ya lo sabemos todos-, pero desde luego está a años del de unos tipos cuyo único valor moral en la vida es que "al ric i al guapo tot li para bé".