VALÈNCIA. Hace unos días me escribía un buen amigo levantinista que no entendía que salieran tantos nombres de posibles incorporaciones sin solventar el marrón de los 16,5 millones de euros antes de acabar este mes. Lo definía como una cortina de humo para que apenas se hablara de la encrucijada en la que se encuentra el Levante y que hace peligrar las inscripciones si no se alivia masa salarial. Que no le molaba nada ese silencio de los que ‘parten la pana’ alrededor de un boquete preocupante. Que no sabía cómo interpretar que en esta cuenta atrás no haya trascendido públicamente ninguna propuesta concreta por alguno de los activos granotas. Lo de Aitor y el Athletic, la historia de De Frutos y el Madrid, Bardhi y la Eurocopa… “pero no leo ni escucho nada en firme y estoy preocupado”. “Me siento igual”, le contesté. Ese mutismo genera muchísima intranquilidad e intentamos convencernos (demasiado ilusionados) de que ojalá estuviéramos equivocados y esté muy cerca la fórmula maestra para superar el órdago, pasar página y empezar a ver con otros ojos el bombardeo de nombres de estas fechas.
Lo que más me repetía mi amigo es que quería que el estropicio se solventara sin excesivos daños colaterales, con la salida del menor número de futbolistas posible (le daba igual los que fueran), aunque consciente (yo también) de que la operación salida no se reduciría a la obligación de los 16,5 ‘kilos’. Para aliviar una conversación plagada de interrogantes, hubo un momento que le bromeé que era raro que no me soltara ningún ‘palito’ sobre Paco López. El “como eres amiguito de Paco…” me lo ha dicho tantas y tantas veces durante la temporada que me sorprendía que no apareciera su nombre en ningún momento. Menos mal. Una tregua. Lo que sí me dijo vinculado al míster (por lo de la gestión de vestuario) es que asumía como imposible emprender la transformación que pide a gritos el equipo por los evidentes signos de agotamiento desde la despedida de la Copa.
Y de nuevo volvimos al ‘tema estrella’ de la conversación: que el Levante necesita vender jugadores y obtener ingresos para evitar el colapso deportivo. Con los criterios económicos en la mano, Vukcevic y Vezo son los que tienen más influencia en el limite salarial y sería un respiro equilibrar las cuentas con ellos, además de los futbolistas con más caché y ahí sigo colocando a Melero en el número uno. Es un sinsentido plantearse cualquier incorporación sin oxigenar unas cuentas que están tiritando. A partir del 1 de julio, y una vez el club haya salido a tiempo del escape room en el que se encuentra, seguro que volveré a hablar con mi colega sobre lo que ficharíamos. Ya le he avisado del perfil para que no se lleve chascos: cedidos, libres, con el foco en el mercado de Segunda y que se olvide de fichajes de bombo y platillo. El proyecto será continuista por obligación. Lo entendió. Lo asumió. Guste más o menos, el ‘plan A’ está de puertas para dentro. Lo que llegue (porque habrá solución a la movida antes del 30 de junio) será para fortalecer el concepto EQUIPO que más que nunca será la clave en la decimosexta temporada en Primera. Los dos estábamos de acuerdo en que es necesario, como mínimo, más de un central, un lateral zurdo, un extremo diestro del perfil de Rochina, uno más vertical en el costado izquierdo a lo De Frutos y un delantero ‘tanque’.
La ‘charleta’ dio aún para más. Lo raro es que no me pillara viendo Roland Garros, disfrutando de Nadal, Andújar, Foki (Davidovich) o Badosa. Gastamos un buen rato desgranando lo que hay ahora en la plantilla y alucinando con el excedente que hay en la mochila. Cogí papel y boli y empecé a apuntar. Tras el 30 de junio, el Levante agradecerá a Toño (por el que habrá que echar mano de la caja para hacer efectiva la opción que deshaga su vinculación), Rochina y Doukouré los servicios prestados en un mensaje en los medios oficiales que será igual para los tres. Es algo habitual, no solamente pasa en Orriols. Junto a Postigo y Duarte, cuyas renovaciones (son casos diferentes) aún no se han oficializado, la amplísima nómina genera un cortocircuito complicado de asumir: Aitor Fernández, Cárdenas, Miramón, Son, Coke, Clerc, Vezo, Róber Pier, Vukcevic, Radoja, Malsa, Campaña, Melero, Bardhi, De Frutos, Morales, Dani Gómez, Sergio León y Roger; los cedidos Pablo Martínez (volverá para quedarse), Hernani, Koke, Arturo Molina y Pepelu… y los que vienen desde atrás pidiendo pista, desde el Atlético Levante y sin obviar a un Juvenil de División de Honor que ha sido campeón de Liga por primera vez en su historia.
Me encantaría que la joya de Denia por fin escribiera su historia en el Levante, pero sigo creyendo que no tendrá sitio e igualmente ya va siendo hora de tomar una decisión definitiva y no alargar más un culebrón interminable. En el debate de la cantera no hay dudas (o no debería haberlas) alrededor de Cantero, que ha irrumpido para quedarse en el primer equipo desde su debut en Balaídos. Habrá que despejar la incógnita con Blesa (hay overbooking en su ‘zona de confort’) y Toni Herrero (llegará un lateral izquierdo tras la salida de Toño para competir con Clerc), que también tendrán contrato con los ‘mayores’ el próximo curso. En alguna ocasión he hablado en estas líneas de Joseda, un cohete en el lateral derecho del filial de Alessio Lisci, pero las puertas en la primera plantilla las tienes (de momento) bloqueadas porque hay tres en su demarcación con contrato en vigor (el renovado Miramón, Coke y Son) y con pocos visos de que salga alguno de ellos.
Hubiéramos seguido cambiando el mundo en nuestro particular ‘consejo de sabios’, pero cerramos la paraeta porque jugaba el Levante FS en su cruce de cuartos de final por el título ante Jimbee Cartagena. Enormes los chicos de Diego Ríos que han accedido a las terceras semifinales de la temporada tras las de la Copa de España y la de la Copa del Rey. Lástima que en ambas no superaron esa barrera al caer ante Barcelona y ElPozo Murcia. Ha sido un fin de semana fantástico también por el ascenso a la División de Plata del senior femenino del Levante UD BM Marni y, sobre todo, por la clasificación del Levante Femenino a Champions trece años después. Era el gran objetivo del curso 2020-21 después de ser finalistas de la Supercopa de España y la Copa de la Reina. Misión cumplida tras golear al Athletic en el verdadero clásico del ‘futfem’. Una alegría merecida después de una temporada plagada de contratiempos físicos, con lesiones de gravedad (demasiadas de rodilla) de jugadoras de relevancia. Todavía queda un objetivo para cerrar con mejor nota si cabe el segundo proyecto (y último) de María Pry: acabar subcampeonas (el Madrid tiene un punto más y faltan dos jornadas) y evitar el mini-torneo de la primera ronda de clasificación continental.