VALÈNCIA. Nadie que presenciara el primer minuto del bautizo liguero del Valencia CF ante el Getafe se hubiera atrevido a vaticinar un arranque tan positivo como el que estña protagonizando el equipo de Bordalás. Aquel día el colegiado expulsó -tras consulta con el VAR- a Hugo Guillamón quien recién escuchado el pitido inicial se fue a la caseta tras una cartulina roja mostrada por el colegiado extremeño Gil Manzano tras una falta en la que el joven futbolista se pasó de frenada.
Desde ese minuto 3 (aunque la falta fuera en el 1) hasta la doble amarilla vista por el getafense Eric Cabaco en el minuto 76 los de Bordalás jugaron en inferioridad numérica y sin embargo se pusieron por delante en el marcador gracias a un penalti que Carlos Soler ejecutó en el minuto 11 del encuentro. Los 73 minutos que los de Bordalás estuvieron con uno menos sobre el terreno de juego fueron una muestra de orden táctico unido a capacidad de sacrificio para sacar adelante un encuentro que se les puso desde el comienzo cuesta arriba. Pese al golpe inicial, el equipo supo sobreponerse para acabar alzándose con la victoria y demostró el nuevo talante de un grupo que más allá de ganar o perder, siempre está dispuesto a dar la cara.
Que lo ocurrido ante el Getafe no fue un hecho aislado (manejarse de manera diligente ante las dificultades) lo demuestra el hecho de que el Valencia de Bordalás lo ha hecho más veces ya esta temporada con partidos que -al igual que el inicial- presentaron dificultades. Sin embargo, el guion de este año es diferente y en lugar de quedar herido de muerte al primer impacto, el grupo sabe sufrir y rectificar para salir indemne de los problemas.
Ocurrió lo mismo en la jornada 2 ante el Granada en Los Cármenes. Pese a la sensación inicial de salir a por el partido aún con la baja de Guillamón sancionado tras la roja de la primera jornada, pronto comenzó a vislumbrarse que el Granada había detectado un punto débil en las contras a la espalda de los centrales. Y así, en el minuto 16 encontró la portería de Mamardashvili tras una pelota en profundidad lanzada en una recuperación rojiblanca tras perdida del Valencia en ataque. Le costó al Valencia empatar -que no entrar en el partido- y lo consiguió por no bajar la intensidad ni siquiera en el tramo final cuando llegó el penalti (minuto 88) que transformaó Carlos Soler. Pero hasta llegar a esa igualada, los de Bordalás acumularon una multitud de ocasiones de gol que redundó en el benefició de no desengancharse en ningún momento del partido hasta arrancar un punto de tierras andaluzas. Otra dificultad solventada con éxito.
Y la tercera ocasión en la que el Valencia se recompuso con el partido en marcha fue el domingo pasado en Pamplona. Los de Bordalás no entraron bien al partido y en el minuto 8 ya había encajado el primer gol justo en la jugada siguiente a que el colegiado anulara con el VAR un penalti que él mismo había señalado. Pese a salvar esa circunstancia, una mala elección en la salida de pelota permitió a Moncayola marcar el 1-0. Sin embargo, y pese a un comienzo titubeante, el Valencia neutralizó la diferencia en menos de 20 minutos con un gol de Maxi Gómez a los 26 de la primera mitad. No fue el único handicap dado que a Bordalás se le cayó toda la banda izquierda titular antes de comenzar la segunda mitad. En el descuento de la primera se lesiona Cheryshev y le sustituye Dimitri Foulquier y en el descanso se resiente Gayà de sus problemas en el sóleo del gemelo y es sustituido por Hugo Duro. Pese a esa variación forzosa, Guedes puso tierra de por medio con dos goles en el 50 y en el 55. Además, Alderete y Maxi no acusaron el cansancio por viajar para jugar con sus selecciones y el paraguayo cerró la cuenta para la goleada final por 1-4.
Hasta ahora el equipo y el banquillo han mostrado carácter y recursos para afrontar las dificultades y sobreponerse. Excelente receta con vistas al encuentro de domingo frente al Real Madrid.