VALÈNCIA. El Valencia Basket se jugará este jueves un puesto en la final de la Liga Endesa en un encuentro en el que visitará a un mermado pero luchador Real Madrid y deberá mejorar mucho su versión como visitante en estas eliminatorias por el título para poder aspirar al triunfo.
El equipo valenciano, que sí que ha completado buenos partidos y meritorias victorias como visitante tanto en la fase regular de a Liga ACB como en la de la Euroliga, ha naufragado en los dos choques que ha jugado lejos de su pista en estos cruces.
Cayó con estrépito en Vitoria en el segundo choque de su serie de cuartos de final ante el TD Systems Baskonia y repitió derrota y mala imagen en el primero de estas semifinales ante el Madrid en el WiZinc Center.
En ambos choques fue incapaz de acercarse a la intensidad de sus rivales, algo especialmente doloroso en el caso del choque del domingo ante las muchas lesiones que merman al equipo de Pablo Laso.
El martes, como ya ocurrió el viernes anterior en el tercer encuentro ante el Baskonia, el Valencia mostró una imagen por completo diferente y encontró la energía y los jugadores para dominar el choque de principio a fin.
Uno de los aspectos que más contrastó entre el primer y el segundo partido fue la presión que el Valencia realizó sobre los bases del Madrid, inexistente en el primer caso hasta que el choque estuvo decidido y agresiva en el segundo hasta que decantó el encuentro de su lado.
A la espera de ver si el Real Madrid recupera a Alberto Abalde tras haber superado la COVID 19, el equipo de Pablo Laso sólo ha contado con el joven Carlos Alocén, que arrastra problemas musculares, y con el jovencísimo Juan Núñez, que se ha estrenado en este playoff con el primer equipo.
Si ambos vuelvan a ser los únicos director de juego puros del Madrid, la presión sobre ellos se antoja que volverá a ser clave y si finalmente Abalde regresa ese factor quedará algo más matizado.
En cualquier caso, el choque del martes mostró a un Martin Hermansson muy mejorado en ataque respecto a sus otros partidos de playoff y a un Guillem Vives brillante en defensa, lo que unido al siempre solvente Sam Van Rossom parecen dar ventaja al Valencia en ese trascendental puesto.
Además, en estos dos encuentros de semifinales, Jaume Ponsarnau, que había reducido a diez jugadores la rotación del equipo, la ha vuelto a ampliar, principalmente con la presencia del veterano peor efectivo Fernando San Emeterio, aunque en cualquier caso tiene a sus catorce jugadores disponibles.