VALÈNCIA. El Valencia alcanzará este jueves los 102 años de vida, una celebración que se convertirá en la más triste de toda su historia, ya que llega en el peor momento institucional desde su fundación, en una fase de discreción deportiva y con la presencia en el horizonte del príncipe de Johor que genera todo tipo de incertidumbres.
Hace tan solo dos años, el 18 de marzo de 2019, el Valencia celebraba su centenario inmerso en una gran situación y sin que lo mejor hubiera llegado, puesto que dos meses después el equipo obtuvo la Copa del Rey en Sevilla.
Aunque el máximo accionista, el empresario Peter Lim, y el presidente, Anil Murthy, permanecen en el club, aquel Valencia exultante muy poco tenía que ver con el de la decadencia actual, ya que contaba con Mateu Alemany como director general, Marcelino García Toral como entrenador y jugadores de la talla de Dani Rarejo, Rodrigo Moreno, Ferran Torres, Francis Coquelin o Ezequiel Garay, entre otros.
Solo dos años después, el Valencia vive una situación de inacción, con un propietario cuyo proyecto, si existe, nadie conoce, y un presidente ajeno a la realidad del club, del equipo y del valencianismo.
El equipo, pese a sus limitaciones, es el que sostiene aun club cuyos dirigentes no cuentan con apoyos en la ciudad, algo que no parece preocuparles, por lo que en la fecha del cumpleaños nada hay que celebrar.
Sin embargo, en el mes de la efeméride ha aparecido un personaje nuevo en el panorama del Valencia llamado Tonku Ismail, príncipe de Johor, un estado del sur de Malasia próximo a Singapur, de donde son Lim y Murthy, quien, según diferentes informaciones, podría asumir la gestión del club con la aquiescencia del máximo accionista.
Nadie del Valencia ha confirmado oficialmente este extremo y la posibilidad eclipsa no solo el cumpleaños, sino la actualidad deportiva del equipo que entrena Javi Gracia.
El 18 de marzo de 2021 permanecerá abierto, si no se producen cambios sustanciales en los próximos días, el debate de si su llegada va a mejorar a un club que para muchos ha tocado fondo y sobre si la herida puede llegar a ser todavía más profunda.
Tampoco nada se sabe formalmente sobre las intenciones de Lim que se abren en un espectro amplio desde su voluntad de vender sus títulos hasta su deseo de permanecer, sin que haya, por otra parte, constancia expresa de la existencia de un comprador, por lo que la llegada del príncipe malayo si no es cierta, puede considerarse probable.
El cumpleaños, sin tarta, ni velas, ni canción, llega con once partidos de Liga por delante para salvar una temporada lúgubre, en la que todo hace pensar que la permanencia es un objetivo factible, aunque muy por debajo de lo que ha sido habitual en la historia de la entidad.
Jugar en Europa no quedaba descartado al principio de la temporada para la cúpula de la entidad, pero el sueño era un artificio, puesto que el hándicap de la marcha de buena parte de las estrellas del equipo, alguna de ellas regalada, no encontró contrapeso con el fichaje de futbolistas alternativos.
Las consecuencia de esta política deportiva, justificada en la necesidad de ahorrar, salta a la vista.
Finalmente, los que seguro no llamarán a Lim y a Murthy para felicitarles por el cumpleaños serán los políticos valencianos, que han criticado su pasividad y dudado de su credibilidad a la hora de presentar propuestas serias para retomar las obras de un estadio que llevan doce años paradas, asunto que no ha impedido que los mandatarios del club se presentaran ante las autoridades sin propuesta alguna en varias ocasiones.