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CONTRACRÓNICA OSASUNA 3-3 VALENCIA CF

El Valencia CF no fue mejor que el peor de la Liga

El conjunto valencianista no aprovechó su ventaja hasta en tres ocasiones en el marcador para lograr una victoria que se resiste desde el pasado 16 de octubre. Los regalos defensivos volvieron a condenar a un equipo que está totalmente roto

10/01/2017 - 

PAMPLONA. Un cuento de terror sin final. Eso es lo que vive el valencianismo desde hace más de un año. Una situación esperpéntica en las oficinas que se traslada al cesped cada partido que juega el conjunto de Mestalla. Lo de anoche en El Sadar fue una demostración más de que el único objetivo del Valencia CF esta temporada, y no parece fácil, es salvar la categoría.

El gol de Clerc en la penúltima acción del partido, cuando se jugaba el minuto 93, le restó dos puntos a los de Voro después de adelantarse tres veces en el marcador. El gol fue un mazazo durísimo pero no injusto. El conjunto local no fue peor que los blanco-naranja rn la noche de ayer en Pamplona. De hecho, se repusieron a tres goles en contra y en el segundo acto fueron mejores que los valencianistas y merecieron mejor suerte. Eso sí, Parejo marró un penalti cometido por Oier sobre Santi Mina en el minuto 89 que hubiera asegurado una victoria importantísima para un equipo roto y que empieza a aglutinar muchos síntomas de equipo que termina cayéndose al fuego. 

Voro alineó a Soler de salida con Enzo y Parejo en el centro y retrasó, otra vez más a Mario Suárez a la zaga. Esta vez lo acompañó el francés Mangala pero el resultado volvió a ser para olvidar. El madrileño no es central. No sabe jugar ahí y eso se paga carísimo en cualquier partido ante jugadores de un mínimo nivel de primera división. La endeblez defensiva del equipo se vio en cada acción. Osasuna hizo peligro en cada acción.

El partido comenzó con una ocasión clarísima para Mina a los 20 segundos de partido. El gallego perdonó un mano a mano con Mario. Ahí se vio que el Osasuna también estaba muy cojo atrás pese a jugar con tres centrales. Sólo dos minutos después de esa ocasión, Siqueira puso el mejor centro desde que aterrizó en Valencia hace un año y Munir empalmó un zurdazo a la red.

El equipo no podía empezar mejor. Gol y ocasión. Eso debio dar confianza pero no la dio. En este Valencia roto y partido por mil pedazos nada sirve para ganar partidos. Cuatro minutos después Mario le regaló un gol de alevines a Oriol Riera. En el área pequeña dejó un balón muerto y el catalán fusiló a Alves. Después hubo poco. Empuje local, alguna llegada aislada del Valencia CF mediante Rodrigo que pudo hacer el 1-2 y el autogol de Riera en el descuento.

Ese gol parecía ser el de la suerte por fin para los valencianistas. Ese gol que le debió servir al Valencia CF para salir al segundo acto con ganas de rematar la faena sólo sirvió para que los jugadores salieran al segundo acto asustados y dejando jugar a Osasuna. Los rojillos, últimos de la tabla con 7 puntos, se lanzaron a por el empate y en apenas ocho minutos tuvieron tres buenas opciones. La mejor un mano a mano que Alves le sacó a Roberto Torres. Unos minutos después una defensa pasota dejó rematar por enésima vez a Torres, le taponaron el remate y el propio diez osasunista recogió el rechazo dentro del área y la envío a la escuadra para empatar el partido.

Es lo lógico. Cuando dejas rematar y rematar a jugadores de fútbol, al final alguna vez aciertan. El Sadar se levantó porque vio a su equipo con opciones de ganar. Entonces volvió a aparecer un equipo de fútbol y la mejor jugada trenzada del equipo en lo que va de temporada terminó en el tanto de Montoya. Faltaban 14 minutos para el final y parecía la victoria.

Pero no lo fue. Osasuna apretó. Encerró al Valencia durante los restantes minutos y Voro no consiguió cambiar nada con Nani. Sito entró sin tiempo y Lato cumplió. Parejo falló el penalti y Clerc empató cuando los tres puntos ya estaban subiéndose al avión valencianista. Dos de esos puntos tuvieron que bajarse porque no regresaban a Valencia. Regresó un equipo roto, sin entrenador definido, sin un camino firme y sin líderes a los que seguir. La batalla por eludir el descenso será compleja y dura.

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