VALÈNCIA. El Valencia pasará estas Navidades en descenso por primera vez desde la temporada 1982-83, hace más de cuarenta años, cuando el equipo de Mestalla se salvó en la última jornada gracias a un agónico gol de Miguel Tendillo ante el Madrid.
El equipo valenciano es ahora mismo décimo noveno en la tabla con doce puntos tras dieciocho jornadas ligueras -aunque tiene un partido aplazado que recuperará este 3 de enero- y vive una situación desconocida para el club en las últimas cuatro décadas.
Tras un inicio liguero horrible, el Valencia ha acumulado la peor racha liguera de su historia, sumando solo dos triunfos y seis empates entre la jornada 32 de la pasada Liga y la 15 de esta temporada, superando, incluso, la campaña firmada en 1985-86, la del descenso, cuando sumó dos victorias y siete empates en veintidós encuentros.
Nunca desde aquella temporada 1982-83 el Valencia había vivido unas Navidades en descenso, aunque la vez que más cerca estuvo fue ya con Peter Lim como máximo accionista, en la temporada 2016-17, cuando al término de la jornada 16, el equipo era décimo séptimo, con quince puntos y sólo tres sobre el descenso.
En la 2007-08, cuando el Valencia acabó la Liga peleando por la permanencia, el equipo de Ronald Koeman era séptimo al término de la jornada 17, mientras que en la 1997-98, cuando también pasó apuros al inicio de Liga, a mitad de año ya había retomado el rumbo y era décimo tercero con 21 puntos.
En la 1987-88, la temporada de su vuelta a Primera tras el único descenso a Segunda de su historia, el Valencia coqueteó con el descenso y vivió las Navidades en décimo tercera posición, pero ni siquiera el curso en el que acabó bajando, la 1985-86, el equipo dirigido entonces por Óscar Rubén Valdez estuvo tan mal como ahora, pues pasó las Navidades décimo primero con once puntos al terminar la jornada 17.
Así, el único precedente del último medio siglo con el Valencia en descenso en Navidades se remonta a la campaña 1982-83, una temporada en la que el Valencia hubo de esperar resultados de otros cuatro partidos, además del suyo, para salvarse in extemis en aquella temporada.
Aquella última jornada, el Valencia se despertó como colista de Primera y necesitaba no solo de una victoria para no bajar, sino también de que los resultados de otros cuatro partidos le fueran propicios.
El Valencia, dirigido por Koldo Aguirre, recibía en Mestalla al Real Madrid, entrenado por Alfredo di Stéfano, el técnico que había liderado al Valencia en varios de sus éxitos más recientes y al que un empate le daba el título de Liga.
El reto para los locales parecía poco menos que inalcanzable. La semana había estado marcada por el impacto y la desgracia del fallecimiento tras un infarto y a los 43 años de Rafa García, preparador físico del equipo. Por otra parte, el jugador más importante de aquel Valencia, Mario Kempes, estaba sancionado.
Además, el club que presidía en ese momento el cardiólogo Vicente Tormo debía esperar que Las Palmas perdiera en casa ante el Athletic de Bilbao, que el Racing cayera en Madrid ante el Atlético y que el Celta saliera derrotado de Valladolid.
Para terminar de rizar el rizo, era imprescindible que el quinto partido en liza, el Osasuna-Barcelona, finalizara con triunfo de uno de los dos contendientes, el que fuera. Un empate en El Sadar mandaba a Segunda al conjunto de Mestalla.
Aunque se terminó dando por la victoria del Osasuna ante el Barça, Quini mandó un balón al palo en el minuto 90, lo que hubiera deshecho toda esa combinación de resultados obligatoria para que el Valencia se salvara.