VALÈNCIA. Este Valencia de Peter Lim agoniza de forma absoluta. Nadie mueve un dedo con raciocinio para hacer algo mejor a esta plantilla y a este equipo, y si a eso le sumamos los terribles desfases económicos que azotan a esta mercantil nos daremos cuenta de que el futuro de este club, al que tantos valencianos llevamos en el alma, huele francamente mal. Y no se vislumbra ninguna solución medianamente real a la vista.
Vemos cómo los políticos están atizando a Peter Lim con una contundencia que no recibe una respuesta contundente por parte del máximo accionista. Y observamos también que aquí el único humano que defiende la sinrazón de Peter Lim es el señor llamado Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, que curiosamente antes de que Lim llegara al Valencia montó oficinas en Singapur, y que por esa razón recomendó a Lim y sigue defendiendo hoy en día toda la patética gestión de ese máximo accionista desde que aterrizó por estas tierras.
Y lo grave de todo lo que está sucediendo en el Valencia parte de la pésima gestión y absurdas luchas de intereses con la que algunos valencianos trataron a esta entidad con tal de hacerse con el control de la misma y hacer negocio con todo lo que oliera a fútbol en el Valencia.
La realidad de hoy en día, la que de verdad mueve los hilos de este club, es tan real como desagradable de entender. Y menos agradable todavía es analizar qué futuro nos espera a todos los que queremos a esta entidad. El Valencia está herido económicamente de forma contundente y no se observa por ninguna parte que realmente exista un plan o una evolución de Peter Lim para zanjar este descalabro de la entidad. El Valencia se muere de forma absoluta y lo grave del asunto es que no existe hoy en día nadie real que realmente quiera hacerse con la propiedad del Valencia. Por lo tanto, tampoco existe nadie para hacerse con las riendas de este club centenario.
Pasan los días, leemos y escuchamos de todo, pero por ninguna parte asoma de verdad el posible plan de futuro para el Valencia. El club agoniza y no se observa ningún movimiento sólido para repescar al Valencia de este mal trago actual. Podemos -y hasta incluso debemos- poner a caldo a Peter Lim por la forma vergonzante que está teniendo de desnortar a esta entidad. Ahora bien, les aseguro que a mí me encantaría ponerme al servicio de ese grupo de personas que de verdad sí están dispuestas a salvar al Valencia... Pero debo serles franco: yo, por el panorama, no veo en el valencianismo actual a nadie realmente capacitado ni interesado en sacar al Valencia de esa posible desaparición que empieza a llamar a la puerta.
Pienso, medito, sufro, me rompo la cabeza pensando en alguna solución para este club que tanto quiero y debo ser sincero al comunicarles mi fracaso más absoluto. No se me ocurre nada constructivo y solo me rondan por la cabeza críticas al actual gobernante del Valencia. El mañana no lo tengo nada claro y me encantaría venderles alguna idea motivante, que generara ilusión. Pero les tengo que ser sincero: para generarles ilusión primero me tengo que ilusionar yo, y eso en estos momentos me resulta imposible. Me gustaría escribirles de algo positivo del Valencia, pero hoy por hoy solo encuentro tristeza y mal rollo por todas partes.