VALÈNCIA. El Valencia Basket debe salir este jueves del círculo vicioso en el que se ha metido, con flojos arranques de partidos y falta de continuidad en su tensión defensiva, para derrotar al Monbus Obradoiro y no perder el tren de la Copa del Rey.
El brote de covid-19 que vivió la plantilla la semana pasada, que tuvo al equipo casi diez días sin entrenar de manera conjunta y que ha impedido al técnico Joan Peñarroya estar en las derrotas ante el Río Breogán y el Cedevita Olimpia Liubliana estos días, ha agravado una situación que viene de atrás y ha acabado por afectar a la confianza y serenidad del equipo.
Tras la derrota ante el Breogán (maquillada por un extraordinario último cuarto en el que anotó 47 puntos y recortó 24 hasta quedarse a uno), el Valencia tiene siete triunfos y seis derrotas y ha caído a la novena posición, la primera que no da una plaza para la Copa de Granada a falta de lo que pase en este encuentro ante el conjunto gallego, aplazado tras la aparición de los casos de coronavirus.
Una victoria permitiría al Valencia volver a la zona de clasificación y empatar con los cuatro equipos que tienen ocho victorias, aunque el Manresa, afectado también por un brote, tiene un encuentro menos. Por delante quedarían el Real Madrid, con trece triunfos, el Barcelona con once y el Joventut con nueve y aún a tiro al tener que disputarse aún tres jornadas para el final de la primera vuelta.
Enfrente tendrá a un rival sin opciones aparentes de clasificarse para la Copa al acumular sólo cinco triunfos pero que ha ganado dos de sus últimos tres encuentros. En la última jornada se impuso al San Pablo Burgos por 101-94 liderado en ataque por el exterior Thomas Scrubb y por el pívot Henry Ellensson.
Al haber vuelto a jugar ante el Olimpia después de dos meses lesionado el base Nenad Dimitrijevic, en principio la única baja del Valencia para este encuentro es el alero Víctor Claver.