VALÈNCIA. El despido de Murthy fue simplemente un punto y seguido. Nunca un punto y aparte. El Peter Lim ese de Singapur sigue en sus trece sin respetar la historia ni las tradiciones. Y así nos luce en pelo. El Valencia CF está desnaturalizado y cualquier decisión que salpica al máximo accionista de la mercantil huele que apesta. Este club de fútbol cargado de historia y tradiciones, de herencias cariñosas familiares, está corrompido de manera vergonzante.
Todo huele mal, huele a podrido, y lo terrible del caso es que la solución se antoja muy complicada o casi imposible. El sentimiento VCF está secuestrado y me gustaría barajar la opción de que ese sentimiento cultivado generación tras generación alguna vez regrese a nuestras manos. De Peter Lim ya no espero nada decente. El error brutal fue venderle el club a un tipo que simplemente es un especulador sin una arroba de sentimiento. Y por ahí se equivoca. Este Valencia actual, el cariño hacia este Valencia, lo hemos heredado de nuestros antepasados y nadie con dos dedos de frente podrá robarnos ese cariño jamás en su vida.
Peter Lim ha entendido su inversión en un equipo de fútbol europeo como un simple juego de usar y tirar y de ganar algunos euritos. El sentimiento, la tradición, el cariño...han sido traicionados y ahora solo existe la gestión de Jorge Mendes para especular con un club de fútbol cargados de historia y sacar todo el beneficio posible de lo invertido inicialmente.
Y no le demos más vueltas. El Valencia CF actual es un simple negocio de compra y venta de jugadores al que no le importa lo más mínimo ni el sentir de la afición ni los resultados de ese equipo de fútbol que camina perdido de ilusiones por el mundo del fútbol de nuestra pasión. El problema ya no es este o aquel. Da igual que esté un botarate como Murthy al frente del Valencia o se llame como se llame su sustituto real. La verdad del actual Valencia dejó de estar en Mestalla para trasladarse a Singapur y también pasó para residir en el corazón de sus aficionados para afincarse en el bolsillo de un intermediario del fútbol amigo de Peter Lim y que nunca va a perder ni un eurito con sus negocios en el Valencia. Y piensen una cosa que marca la línea editorial del actual dueño del Valencia CF. Este Valencia es el equipo más joven de Primera División y ese lastre condiciona muy mucho su imagen en el fútbol moderno. El Valencia solo es actualmente un negocio y un criadero de jóvenes futbolistas para especular con su venta y esas ganancias.
Les acabo de explicar como me siento yo en estos momentos, pero también debo romper una lanza en favor de la ilusión y la esperanza de que todo cambie en un futuro relativamente cercano y que así, de nuevo, el Valencia sea ese equipo de fútbol que pertenece a los valencianistas y no a un especulador foráneo sin sentimientos de cariño hacia ese rat penat que se ha criado en el corazón de todos aquellos que sentimos como propio el escudo de nuestra sociedad. El valencianismo de verdad siempre está y estará presente. Y ese valencianismo, no tengan la menor duda, cabalga absolutamente distanciado de ese individuo de Singapur que no entiende de sentimientos, posiblemente solo entiende de dinero, el pobre.