VALÈNCIA. El Valencia alzó este sábado la Copa del Rey, título al que el club no daba prioridad a principios de año, tal y como explicó entonces el director general Mateu Alemany, quien limitaba el interés de esta competición a una oportunidad para hacer rotaciones y para que los jóvenes tuvieran minutos.
El 10 de enero, en una comparecencia ante los medios, Alemany indicó que aunque el Valencia no iba a "tirar" la Copa del Rey, la prioridad eran la Liga, en la que el equipo atravesaba un mal momento, y la Liga Europa, a la que el equipo se iba a incorporar ante el Celtic en febrero, tras haber caído en la Liga de Campeones.
"A partir de aquí, juguemos con los que juguemos, intentaremos llegar lo más lejos posible, pero la prioridad absoluta es la Liga", afirmó en aquel momento, al tiempo que consideró que la Liga Europa suponía "otra dimensión".
Sobre esta competición, en la que el Valencia llegó finalmente a las semifinales tras eliminar al Celtic, Krasnodar y Villarreal y en la que cayó contra el Arsenal, afirmó que era "importante, interesante y claramente atractiva".
En su argumentación, Alemany recordó que un año antes, en 2018, sí que apostaron por la Copa del Rey en el mes de enero porque iban segundos en la Liga, pero que en 2019 las circunstancias eran diferentes.
Si el equipo hubiera estado en otra situación, tratarían de optar al máximo, pero el Valencia estaba a mitad de la tabla, tras una larga serie de empates y lejos de sus objetivos ligueros.
Ni el formato de la competición copera, ni la afluencia de espectadores a los partidos, ni las rotaciones que introducían la mayoría de los equipos, convertían a la competición en un torneo ilusionante a los ojos de Alemany.
Para el Valencia por aquel entonces, el objetivo era hacer una segunda vuelta "excepcional" y alcanzar la Liga de Campeones, algo que también ha conseguido el Valencia, al asegurar una semana antes de la final copera el cuarto puesto del campeonato con un triunfo por 0-2 en la jornada final de Liga, ante el Valladolid.
Nadie sabía entonces nada de las alegrías que cinco meses después iba a dar el Valencia copero a sus aficionados, ni de la épica a la que iba a verse obligado a recurrir incluso desde sus dos primeras eliminatorias ante el rivales de inferior categoría como el Ebro y el Sporting de Gijón para ser campeón.
Ambas eliminatorias obligaron a remontar, al igual que ocurrió ante el Getafe en los cuartos de final con los dos tantos inolvidables de Rodrigo Moreno en la prolongación del encuentro de vuelta en Mestalla.
El Betis también obligó a ganar por un global de 3-2 en los 180 minutos de una eliminatoria en la que el equipo andaluz tenía dos goles de ventaja a mitad del partido de ida disputado en Sevilla.
Todavía quedaba lo mejor: la final ante el Barcelona en una competición que a mitad de temporada parecía no interesar, pero en la que la afición se volcó con su afluencia masiva a Sevilla y su celebración en Valencia a la conclusión de un partido ganado al campeón de Liga, con el mejor jugador del mundo, Leo Messi, en sus filas.
Al final, la competición menos deseada ha sido la que más alegría ha dado al Valencia en el año del centenario y que ha supuesto el primer título de su carrera para la mayoría de los integrantes del equipo.