opinión

El Valencia por fin tiene quien le planifique

14/02/2019 - 

VALÈNCIA. La premura del club contratando a jugadores para la próxima plantilla (a este paso vamos a tener el verano más aburrido de nuestras vidas), ha abierto todo tipo de especulaciones. Desde la sombra de una sanción futura que obligaría a hacer los deberes por anticipado, hasta la necesidad de nutrir una red de cesiones de futbolistas trazada por el camarlengo Longoria.

Puestos a especular, especulemos con lo más escandaloso: el Valencia podría por fin tener quien le planifique. Así, a lo loco. Hemos sido persistentes e intensitos admirando al prójimo que se adelantaba fichando agentes libres, que se anticipaba a los rivales por sus objetivos. A ver ahora cómo nos tomamos la sospecha de que quien hace todo ello es el propio club.

Si hubiera que ir juntando punto tras punto saldría un dibujo donde la tendencia la forman españoles jóvenes, sin amplia experiencia en Primera, prometedores pero no especialmente rutilantes, de un carácter más obrero que estelar. El retrato robot de Manu Vallejo, Jason, Sobrino… o Jorge Sáenz y Joan Jordán en el horizonte.

Como siempre hay que pronunciarse, tenemos a los favorables que argumentan que al Valencia le fue siempre mejor con fichajes humildes. Básicamente una falacia sencillamente desmontable. Está plagada la historia mestallera de fichajes baratos que fueron un fracaso, lo mismo que de fichajes caros; no es esa la condición que define el éxito posible. Entre los contrarios están quienes valoran que la estrategia de Longoria normaliza los fichajes del montón, empobrece. 

Más allá de aventurar el rendimiento de un puñado de tipos por destetar, me parece interesante el simbolismo. El movimiento en las contrataciones desprende voluntad de suplementar la idea de grupo, fortalecer el fondo de armario, rodearse de jugadores dispuestos a tomar compromiso, en línea ascendente, voraces, presumiblemente sin rémoras de adaptación. 

¿Un Valencia de Parejos y Vallejos? Es también un adelanto de la pretensión por estabilizar a los hombres importantes. No parece tratarse de un deseo de amenazar la supremacía de los pesos pesados, sino más bien de rodearlos de recambios de nivel. 

Paréntesis. Leo que es un riesgo limitado porque son inversiones escuetas. Discutible: no traer un buen recambio puede salir bien caro, por muy barato que haya costado. 

Lo más destacado es que existe un plan, una apuesta. Recorrimos un largo camino donde los veranos eran un popurrí en los que el Valencia apenas tenía soberanía. Prefiero un club que apuesta. 

Noticias relacionadas