VALÈNCIA. El Valencia se acostumbra a agotar los mercados de fichajes. Fruto del receso económico que sufrió hace tres temporadas tras quedar apeado de la zona privilegiada de la clasificación, la inversión y los tiempos del Valencia han ido de la mano: rebaja sustancial a la hora de efectuar operaciones y aguantar al tramo final de las ventanas para cerrar los fichajes.
En la temporada 2020-2021 tras un verano fatídico para Javi Gracia en el que acabó pidiendo marcharse por no haber recibido ningún fichaje, el Valencia decidió activarse en el mercado para paliar las salidas de hombres importantes como Ferran Torres, Rodrigo, Kondogbia, Coquelin y Dani Parejo. Y no fue hasta el último día de mercado cuando la dirección deportiva cristalizó las cesiones de Patrick Cutrone, Ferro y Christian Oliva. Tres caras nuevas que finalmente aportaron muy poco al equipo sobre el césped.
Durante la pasada temporada, la llegada de José Bordalás generó expectación en el valencianismo. El Valencia tenía problemas para progresar en sus objetivos y logra cerrar la cesión de Omar Alderete el 12 de julio. Sin embargo, el grueso de la plantilla no se completó hasta bien avanzado el mes de agosto. La negociación por Marcos André quedó desatascada con el Valladolid el día 26 de agosto y Foulquier aterrizó en Valencia el 30. Ya a última hora, el club de Mestalla logró concluir el mercado con las cesiones de Hugo Duro y Hélder Costa siendo la del angoleño uno de los últimos movimientos de LaLiga.
En el pasado mercado de invierno, las tensiones entre Bordalás y el club de Mestalla volvieron a aparecer ante las discrepancias en los tiempos fijados para reforzar el equipo. El técnico alicantino quería caras nuevas a principios de enero para evitar que se escapasen los objetivos. Sin embargo, el Valencia fue por otro camino. Cömert firmó el 25 de enero, Ilaix Moriba el 28 y Bryan Gil fue oficial el último día de la ventana de enero.
Para este mercado, todo apunta a que la hoja de ruta será similar para el Valencia. El club de Mestalla está inmerso en una situación financiera muy delicada, con necesidad de vender por más 60 de millones y con el límite de coste de plantilla excedido. Por tanto, el Valencia no va a gozar de mucho margen para invertir y lo más probable es que vuelva a apurar los plazos para encontrar alguna oportunidad de mercado.