VALÈNCIA. Que la marcha de Morales del Levante no es una cuestión puramente económica, sino más bien deportiva, es tan cierto como que la oferta que el Villarreal pone encima de su mesa es prácticamente irrechazable para el Comandante. Morales esperó a la propuesta de Felipe Miñambres y, sobre todo, al proyecto deportivo -todavía sin entrenador desginado- que el astorgano podía ofrecerle. La propuesta del club de Orriols es, al igual que la de los castellonenses, de dos años de duración. Hasta 2024. En este caso, Morales ampliaría en el Ciutat una temporada más de la que ya tenía firmada en su última renovación rubricada durante la pasada temporada, pero cortada debido al descenso de categoría.
Sin embargo, el Levante ofrece a su capitán una cantidad que ronda los 1,2 millones de euros durante el primer curso en Segunda División y, en caso de regreso a la élite en 2023, el retorno a sus cantidades originales en Primera. Es decir, un año más de contrato para Morales en el equipo de su corazón, con el asterisco de jugar en la categoría de plata con un salario reducido, como ocurre con muchos otros futbolistas del primer equipo que verán su ficha reducida el curso próximo. Mientras, el Villarreal, al poder incorporar al extremo libre, se acerca a los 2,5 por temporada en sus emolumentos, por lo que el ex '11' levantinista firmaría el que será probablemente su último gran contrato.
Cabe recordar que Morales ha dejado en stand by varias propuestas en las últimas semanas. Una de las más jugosas por proyecto deportivo han llegado desde otros puntos del país, en este caso de Sevilla. El Real Betis es una de las entidades que más ha insistido por hacerse con sus servicios, incluso con un contrato que podría haber llegado a ser más duradero que los dos años en La Céramica. Por contra, Morales ha preferido aceptar la oferta del Villarreal, cerca de su casa y de su familia, y también con un proyecto en Conference League y con intención de volver a la Champions a través de La Liga.