ALICANTE. El Elche, descendido matemáticamente a Segunda División esta jornada tras la derrota en Almería, no pudo corregir durante la temporada un pésimo arranque de campeonato y ha entristecido con su desplome deportivo un año especial y emotivo para la entidad como el de su centenario.
El conjunto ilicitano, que acumula 24 temporadas en Primera, llegó a su primer siglo de vida en uno de los mejores momentos de su historia, ya que a la buena salud de su economía unió el éxito deportivo y una creciente masa social (24.000 abonados), pero no pudo darle continuidad con una nueva permanencia que comenzó a escaparse en septiembre.
Ni los cambios en el banquillo (hasta seis técnicos, dos de ellos interinos), ni en la plantilla antes y después del mercado de invierno lograron corregir la deriva de un proyecto que comenzó herido como consecuencia de una mala planificación deportiva y que acabó pagando la nula aportación de los refuerzos y el bajo nivel mostrado por la mayoría de los jugadores que ya estaban en el grupo.
El Elche encaraba el presente curso tras haber alcanzado un éxito deportivo de la mano del técnico Francisco Rodríguez, quien logró salvar al equipo sin apuros y a varias jornadas del final.
El club apostó por la continuidad del entrenador y priorizó la renovación de algunos de los pilares del equipo, como Pere Milla, Javier Pastore y Omar Mascarell por encima de fichajes que marcaran la diferencia y dieran un salto de calidad al grupo.
Los refuerzos llegaron a cuentagotas, con la pretemporada avanzada y no colmaron las expectativas del entrenador.
Los fichajes, a excepción de Carlos Clerc, no se ganaron un puesto en el equipo ni mejoraron el nivel de la plantilla. Jugadores como Nico Fernández, Lirola, Roger Martí, Domingos Quina, Fede Fernández o Álex Collado han tenido escasa o nula presencia en las alineaciones.
Y los que estaban de otros años, como Gonzalo Verdú, Fidel Chaves, Lucas Boyé, Diego González, Tete Morente, Mascarell, Ponce, Pere Milla, Roco o Gumbau estuvieron muy lejos del nivel mostrado en un Elche que echó de menos al colombiano Johan Mojica, su jugador diferencial, traspasado al Villarreal en el último día del mercado.
Prueba de la deficiente confección de la plantilla fueron las salidas con el campeonato en marcha de jugadores como Javier Pastore, llamado a liderar el proyecto, quien solo participó en 4 minutos del campeonato, Fede Fernández, Domingos Quina y Roger Martí.
Tampoco en el mercado invernal acertó el Elche, a excepción de José Ángel Carmona, aunque las lesiones le han impedido tener continuidad. Cheikh, Lautaro Blanco, Magallán y Nteka tampoco han tenido peso en el equipo.
Francisco comenzó la temporada preocupado y con el gesto torcido ante la ausencia de refuerzos, que llegaron con la temporada iniciada o al límite del cierre del mercado. El duro calendario hizo el resto y el Elche arrancó con un punto en las primeras siete jornadas.
El propietario del Elche, Christian Bragarnik, entró en escena para destituir al almeriense y, contra todo pronóstico, firmar a Jorge Almirón, entrenador que había salido por la puerta de atrás del club dos años antes tras una racha de 16 partidos sin ganar.
El argentino volvió a marcharse antes de tiempo al no lograr ganar en sus primeras cinco jornadas, en las que solo fue capaz de sumar dos puntos de 15.
Durante el parón del Mundial, al que el Elche llegó como colista y sin saber lo que era ganar un partido, el club firmó a Pablo Machín, quien llegó convencido de revertir la situación con la ayuda del mercado de invierno.
Con el preparador soriano el Elche mejoró, pero no lo suficiente. El técnico, que llegó a decir que sería “poco inteligente” esperar a la apertura del mercado para traer los refuerzos, tuvo que conformarse con segundas y terceras opciones ya en los últimos días del plazo de fichajes.
Machín al menos se dio la alegría de llevar al equipo a su primera victoria, en la jornada 20, ante el Villarreal (3-1) y poco después de sumar su primer triunfo a domicilio ante el Mallorca (0-1).
Sin embargo, el equipo nunca logró engancharse a la lucha por la salvación ya que no pudo darle continuidad a los buenos resultados por infinidad de factores, como fragilidad defensiva o falta de acierto en ataque. Tuvieron que pasar 24 partidos para que dejara su portería a cero.
Además, en momentos claves, como la visita al Valencia o los partidos ante Mallorca y Betis, el equipo no tuvo suerte con decisiones arbitrales que le privaron de ilusionarse con la remontada clasificatoria. Además, muchos de los partidos los tuvo que afrontar en inferioridad al sufrir 11 expulsiones, más que en las dos temporadas anteriores juntas, de nueve futbolistas.
También las lesiones, como suele ser habitual en los equipos con problemas, se cebaron durante el curso con el Elche, que casi nunca ha podido contar con toda su plantilla a disposición del técnico.
Y además falló en duelos vitales para recortar puntos, como las visitas del Getafe (0-1), Espanyol (0-1), Celta (0-1) o Valladolid (1-1).
Tras la derrota en San Sebastián (2-0), y con el Elche a 14 puntos de la salvación, seis más de los que había cuando llegó al equipo, Machín fue destituido para dejar paso al argentino Sebastián Beccacece con el objetivo de preparar ya el equipo del próximo curso en Segunda.
El club asumió por primera vez públicamente que el descenso era cuestión de tiempo y apeló a Beccacece para que la transición fuera lo menos dolorosa posible, aunque el argentino debutó con mal pie, ya que el equipo perdió sus primeros cinco partidos en el banquillo.
Tras una mini alegría ante el Rayo, en la primera bola de partido para evitar el descenso, Almería marcó el final de una agonía que se comenzó a intuir desde septiembre, que maduró antes del parón del mundial y que se hizo evidente en enero.
A pesar de todos los inconvenientes y de que su destino era prácticamente inevitable, el equipo nunca se abandonó y compitió de forma digna durante casi todos los partidos, único consuelo que le queda a un Elche que ya comienza a preparar su regreso.