VILA-REAL (EFE). Una victoria en cinco partidos en La Cerámica han condenado el rendimiento del Villarreal en LaLiga en una temporada en la que la fragilidad defensiva es uno de los motivos de uno de los peores arranques históricos de los castellonenses en Primera División.
En ninguna temporada de las 23 anteriores en Primera el equipo castellonense había perdido tantos partidos en casa en el inicio de campaña, ya que el peor registro como local era el de la temporada 2018-19, en la que tras cinco jornada sumaba dos empates y tres derrotas.
Así, en la actual temporada de los cinco partidos solo ha ganado uno ante el Almería y ha perdido los otros cuatro ante Real Betis, Barcelona, Las Palmas y Girona.
Pero si el registro de partidos perdidos en casa es el peor de la historia, el de goles recibidos todavía es peor, ya que en cinco jornadas recibido once goles en su estadio, registro que supera los ocho goles de la temporada 2000-01, o los siete goles de las temporadas 2011-12, 1998-99 y la 2019-20, que figuraba como datos más negativos.
Con estos registros en su feudo, el Villarreal se encuentra una situación complicada en la que sus resultados le llevan a estar más cerca de los puestos de descenso que de la zona alta, que era su objetivo inicial.