VALÈNCIA. El año 2020 acabó. Pero la Liga del Valencia empieza ahora. En 2021. Hace unas semanas, un amigo me mostraba su preocupación ante los tres partidos que el equipo tenía por delante: Barça, Sevilla y Granada. Me hablaba de la dificultad de los mismos, y de la grave situación a la que el Valencia podía verse abocado si no los sacaba adelante. Sus temores no me inquietaron lo más mínimo. Yo le comenté que no confiaba mucho en sacar más de tres puntos, y que todo lo que se pudiera rascar en esos encuentros sería bienvenido. Al final, el balance que nos dejan esos envites son un punto sumado en Barcelona. Para mí, lo esperado. Porque eran rivales que no son de nuestra Liga. El Valencia ha competido, la actitud de los futbolistas ha sido buena, pero estaba claro que con eso no da para mucho más. Esa es la cruda realidad.
A continuación, lo que yo le expliqué a mi amigo fue que la verdadera Liga del Valencia empieza ahora. Comienza este mes de enero ante rivales de la que denominaremos nuestra Liga. Los tres próximos partidos que tendrá que disputar el equipo de Javi Gracia ante Cádiz, Valladolid y Osasuna marcarán el futuro del Valencia. Esos son los rivales de verdad y no el Barça, Sevilla o Granada. Tal y como están las cosas, el equipo se tiene que jugar las habichuelas ante un recién ascendido, y dos de los colistas de la clasificación. Contra esos equipos son los que, si no se quiere pasar apuros ni pensar en el descenso, no se puede fallar.
Si se logra sumar entre siete y nueve puntos ante Cádiz, Valladolid y Osasuna, el Valencia podrá respirar tranquilo durante un tiempo. Porque, tal y como está el campeonato, dos victorias consecutivas y un empate te aúpan en la tabla. El de este año es un torneo muy raro. Enlazas tres partidos buenos y escalas diez posiciones en la tabla. Ganas dos encuentros y ya cambian hasta tus objetivos. Así de simple. Que se lo digan al Celta, que ha pasado de pelear por evitar el descenso a pensar en jugar en Europa la próxima temporada. Con esto no digo que el Valencia piense en clasificarse para la próxima edición de la Liga Europa, pero sí se logra enlazar tres buenos resultados ante Cádiz, Valladolid y Osasuna, los ánimos y la cara nos cambiarían a todos. Porque ahora la llevamos de palo.
El fútbol es cuestión de dinámicas. La del Valencia es fatalista. Pero si ganas un par de encuentros recuperas la confianza. Diría que, incluso, hasta la sonrisa. Porque de eso también andamos muy justos. Creo que al Valencia le falta también algo de alegría. Porque el equipo es fiel reflejo de la cara de su entrenador. Y la de Javi Gracia es todo un poema. Me recuerda a un personaje de Cervantes. Parece el Caballero de la Triste Figura. A Gracia se le ve como superado. Es cierto que lo ha intentado, pero las cosas no le salen. Sin embargo, no sé si cambiar al entrenador es la solución. En cualquier club normal, un relevo en el banquillo sería lo idóneo. Pero el Valencia no es una entidad al uso. Y me da más miedo lo que puedan hacer Murthy y sus secuaces, que dejar a Gracia continuar en el banquillo.
Entre estos tres partidos de los que hemos hablado anteriormente, el Valencia tendrá que jugar el encuentro de la segunda eliminatoria de la Copa ante el Yeclano. Como ya he dicho en más de una ocasión, este año la Copa hay que aparcarla. El Valencia debe centrar sus esfuerzos en la Liga. Su plantilla no da para más desgastes. Tal y como se presenta la Copa, en Yecla tienen que jugar Jason y diez más. Esa es la mejor contribución que este perdonavidas puede hacer a la causa. Esa, o no volver a vestir nunca más la camiseta del Valencia.