En alerta constante y sin relajación

VALÈNCIA. Lo del sábado no debe desenfocarnos. Con las victorias (dos en los últimos tres partidos) se ven las cosas diferentes. Por supuesto que hay una mejoría, pero seamos realistas y no escondamos, sin quitar valor ninguno al triunfazo, que la moneda pudo haber salido cruz ante la Real Sociedad. Fue un +3 de eficacia. Una demostración de que el fútbol es una cuestión de dinámicas y ahora es positiva con seis puntos de los últimos nueve. En colectivo es un Levante más intenso, más concentrado, más equilibrado. En lo individual, hay muchas notas positivas: la presencia de Vukcevic y su sociedad necesaria junto a Malsa, el regreso entre palos del mejor Aitor Fernández, la influencia de Roger más allá de su capacidad goleadora o el paso adelante de los ‘mirlos blancos’ De Frutos y Dani Gómez.

Ni montaría una fiesta por haber sumado uno de esos triunfos sobre la bocina que con espectadores se hubiera celebrado por todo lo alto. Ni olvidaría el vaivén de emociones cayendo al catastrofismo y al sentimiento más apocalíptico (que hasta del desastre se extraen brotes verdes). Ni darle vueltas a la cantinela de que el Big Data diga que el Levante debería estar más arriba en la clasificación por ocasiones generadas. Salvo el horror de partido en San Mamés y la descomposición en Mestalla tras adelantarse dos veces en el marcador (0-1 y 1-2) y acabar perdiendo 4-2, el equipo ha mantenido una línea similar, con bastantes más oscuros que claros, entre desajustes, errores propios, factores externos y decisiones arbitrales adversas. Con subidones como el del sábado, sufriendo como antaño, es más fácil restablecer la identificación afición-equipo, con heridas que aún tienen que cicatrizar. Este es el camino. Poco a poco. Mirando al frente. Corrigiendo los errores. Equilibrio. Compromiso. Actitud. Entrega. Hay que mantener el grado de crítica también en las alegrías para no volver a la casilla de salida. Hay que estar en alerta constante. Y sobre todo consolidar el crecimiento hoy en Huesca.

Sumar de tres es la mejor medicina para minimizar el ‘run-run’, principalmente alrededor de la figura de Paco López, y ganar en tranquilidad. El Levante está venciendo al miedo, a la ansiedad y empieza a dar síntomas de progresión pese a una deficiente configuración de la dirección deportiva en posiciones clave. Incluso en esas ocho jornadas sin ganar (cinco empates y tres derrotas), este equipo tenía mucho más que para estar tan abajo, pero estaba inmerso en un bucle de desacierto e ineficacia y sentía que al mínimo soplido hincaba las rodillas y el rival hacía estragos. Lo de los estados de ánimo y la percepción real de equipo depresivo. Mucho cuidado porque en cualquier momento se puede volver al diván. Hay mucho camino aún por recorrer y más en una temporada en la que cualquier descuido te manda al garete irremediablemente.

Fuera del descenso (decimoquinto con 14 puntos como Elche, Alavés y un Valladolid antepenúltimo) antes de afrontar hoy la penúltima jornada de 2020 en El Alcoraz de Huesca, el panorama se ve mejor, pero sin relajarse, sin bajar el pistón ante un rival directo, en la zona roja y que transmite mejores sensaciones que los 11 puntos que lleva en su casillero. De nuevo habrá picos, momentos antagónicos, de ahí la necesidad de no caer en el drama ni dejarse llevar por una euforia excesiva. Ni antes éramos una calamidad y estábamos condenados a perder la categoría ni ahora hay que pregonar que ya estamos tardando en vender a Campaña en la próxima ventana de fichajes. No hay que obviar, por el bien de todos, que la recuperación del andaluz es importante a presente (para la consecución de la permanencia) y a futuro, porque sobre el papel es el mejor activo para afrontar la obligación de vender jugadores por valor 16,5 millones antes del 30 de junio de 2021.

Paco López dirigirá hoy su partido 101 en Primera División al frente del Levante. "En un futuro miraré hacia atrás y me daré cuenta de lo difícil que es llegar a estas cifras en el futbol actual, además en mi casa, en mi club. Ahora mismo estoy tan metido en el presente y en conseguir los objetivos que no soy consciente de lo que esto supone", reconoció el míster horas después de adornar su centenario en Liga con un triunfo de oro. Su bagaje es de 36 victorias, 24 empates y 40 derrotas. Con todos los aspectos a mejorar, y que en estas líneas desgrano y lo seguiré haciendo siempre construyendo, su importancia será justamente valorada cuando no esté aquí. Más allá de la efeméride y los números, el reto es recuperar a ese equipo que enamoraba, con el que se sentía identificado el aficionado. Esa versión volverá, estoy seguro. En el centro de la diana cada vez que el equipo resbala porque es el escudo perfecto, esa exigencia (equilibrada) que se le debe reclamar a la plantilla más cara de la historia es gracias a la progresión del colectivo desde su debut en marzo de 2018, desde aquel triunfo en Getafe que supuso un punto de inflexión, el inicio de esas 8 victorias en los primeros 11 partidos comandando la nave granota.

Aunque públicamente asegure que sus sensaciones y su pensamiento no han variado al de hace unas semanas atrás, está claro que Paco ha respirado y ha ganado vida. Más que a nadie, estos seis puntos en los tres últimos partidos han sido oxígeno puro. Con victorias se alcanza con más facilidad esa estabilidad emocional que es clave para llegar a buen puerto. Huesca (hoy, a las 19:45 horas) y Betis (martes 29 de diciembre, 21:30 horas) serán las últimas reválidas del año. Prolongar la inercia positiva reforzaría la resurrección y un inicio de 2021 sin respiro, con la visita a La Cerámica (sábado 2 de enero, 14 horas) y la segunda ronda de Copa en Portugalete (miércoles 6 de enero, 12 horas). El cierre de 2020 será sin Campaña ni Bardhi, aunque los dos ya están haciendo trabajo de campo, y con la energía y hambre de los fichajes que empiezan a dar sus frutos. De menos a más y con argumentos sólidos para paliar su falta de experiencia ya que para Son, Malsa, De Frutos y Dani Gómez está siendo su primera participación en la máxima categoría.