No se les puede acusar de falta de actitud. Lo que falta aquí es trabajo táctico, ideas claras, conjunto. Jugadores en forma. Un plan. Saber qué se quiere. Por eso, ésto, es un drama mayúsculo. Es frustrante siquiera poder descargarte acusándolos de mercenarios
VALENCIA. Me he pasado casi toda la juventud rajando de los columnistas de esta ciudad, para acabar yo mismo convertido en uno, y de los malos. Sí, no se ría, que le podría pasar a usted también. Por lo visto nos tienen aquí por cuñados, por cuñados con estudios, porque se supone que le interesa a alguien lo que tengamos que decir. Ya ve como está el patio.
Pero en realidad, aportar, aportamos poco. Llegas a un punto en el que no sabes qué más decir sobre la situación del Valencia. Que no entiendes nada y no sabes por dónde tirar. El paso lógico es caer en la repetición; hacer una colección de obviedades; hablar para no decir nada juntando un par de letras bien puestas, o, en un acto de desesperación, visitar el extremo del ‘amuntafició’ que nos transporte a los mundos de Yupi. Esto es, engañar a la gente diciéndole lo que quiere oír.
Así, que sólo queda abrazar la única certeza que te queda; las sensaciones propias. El hartazgo que te carcome. Soltar lastre y que salga lo que Tomás quiera.
Pero incluso en esa tesitura, maldita sea, encuentras problemas. ¿Qué le dices a los que salen al campo? Negredo es un exjugador, pero el hombre sigue intentando ser Negredo. Mustafi no para un taxi, pero no desiste aunque lo suyo acabe en atropello. André Gomes está decidido en emular a Joaquín, mucha guapura y mucha vistosidad, pero jugadas que sirvan para algo más que para perder el balón, o caerse al suelo, pocas. Aunque él quiere. A Parejo le querrán matar, pero no se esconde jamás, siempre pide la bola, siempre lo intenta sin pensar en el qué dirán. Incluso cuando lo envían al matadero a ejercer de lo que no sabe por exigencias del guión.
Evidentemente, estamos ante un equipo que funciona por impulsos, dando palos de ciego, sin hacer una a derechas. Pero es un equipo que no deja de querer abrirse un camino. No se les puede acusar de falta de actitud. Lo que falta aquí es trabajo táctico, ideas claras, conjunto. Jugadores en forma. Un plan. Saber qué se quiere. Por eso, ésto, es un drama mayúsculo. Es frustrante siquiera poder descargarte acusándolos de mercenarios. Físicamente no aguantan un envite medianamente exigente. Anímicamente están bajo mínimos, se hunden al primer golpe. Por faltar, falta hasta suerte.
Por eso, lo único que sé es que me cansé de un entorno cuya primera mitad lleva desde el verano obcecado, buscando revancha. Y cuya segunda, abre heridas mal cerradas para atribuirse razones que no le pertenecen, aprovechando la coyuntura. De bandos. De que los apaleados siempre sean los mismos porque apalear a otros supone traición o una amenaza de despido.
De que se mate por sistema a chavales de 19 años con proyección y no se señale nunca a treintañeros que ganan 4 netos y su presencia se suponía decisiva. Que haya que echar del equipo, porque sí, a Abdennour con cinco meses en la plaza y a otros aún se les coree cada vez que salen a calentar sin haber demostrado nada en dos cursos completos.
Cansado de que las renovaciones a peso supongan losas para unos, y para otros, con el mismo regalito pero llegado de otras manos, representen salvaciones porque se silencia su rendimiento mediocre y sus obscenas cantidades.
También sé que estoy cansado. Cansado de que se venda a Peter Lim como un pobre anciano, prisionero en una torre, engañado por dos malvados seres. De que nadie se atreva a decir que lo que sucede es responsabilidad suya. Que lleva un año jugando al PC Fútbol con el Valencia. Que no tiene ni idea en asuntos deportivos aunque él sí lo crea. Que se mete en todo. Digámoslo más. ¡Se mete en todo!
Que ha injerido en la confección de cuerpos técnicos que funcionaban; en fichajes; en designar entrenadores que no están preparados para la aventura y en mil asuntos más, dinamitando todos los códigos internos del fútbol y de la razón. Cansado estoy de ver que no sabe qué tiene entre manos; de ir perdidos y sin rumbo. ¿Cuándo se dará cuenta que no está haciendo otra cosa que tirar el dinero? Que así está destrozando el juguete.
¿Cómo pensar que nombrar a un colega sin experiencia para gestionar en mitad de una crisis podía salir mal? ¿Quién nos iba a decir que llenar un equipo con urgencias históricas, y sobre todo histéricas, de jóvenes sin trayectoria en la élite les llevaría a ser devorados por la presión en cuanto vinieran mal dadas o tuvieran que salir a solucionar la papeleta ante un entorno canalla? Es como creer que un equipo destrozado tácticamente y sin directrices se pondrá a rendir de forma inmediata añadiéndole a un exfutbolista famoso.
Me pasma que todo se haya derrumbado tan rápido y tan fácilmente. Que dos cabezas tan bien amuebladas, que jugadores que han ejercido casi de padres en esa caseta, como las de Javi Fuego y Orban, hayan dejado los galones para centrarse en solicitar una salida porque ya no aguantan más la situación. Que los brazaletes vayan rulando como si nada en mitad de este merder cuando más se necesita de un brazo fuerte y rígido que dirija al grupo en la batalla porque su portador está hasta el gorro de ejercer de cabeza de turco para unos pocos. Es un asunto a temer ese.
Que tipos como Enzo Pérez, con finales de mundiales y de competición europea a sus espaldas, siempre haya rehusado integrarse en la comandancia, incapaz como es de jugar tres partidos sin lesionarse para dos meses. Que tras gastarte 200 millones, chicos como Danilo (19) o Zahibo (hasta hace nada en Segunda B) tengan que sujetar el centro del campo porque no hay más tabla a la que agarrarse.
Me pasma todo eso y ver a Abdennour sacando córners cuando tiene que ser él el que los remate. O de que a Cancelo le digan que haga B y éste haga I, y J, y K y M y N y L; todo menos lo que le han ordenado.
Me alucina ver al entrenador salir en sala de prensa a declarar que todavía no están preparados para ganar. ¿Y cuándo lo estarán, señor Neville? ¿En la jornada 30? ¿Sabe usted que lleva aquí dos meses y en lugar de ir a mejor esto va a peor? Me alucina, mucho, que ante todo este show nos pasemos el día hablando de lo que mola el traductor o convirtiendo a Parejo en el malo de la película de forma tan gratuita y soez.
Estar, en general, estoy como estaba Estanislao Figueras. Un hombre que comandó el gobierno de la I República, y que ante unos ministros, y un país, que sólo dedicaban sus esfuerzos en hacerse la puñeta, se plantó ante ellos y les dijo: “Señores, ya no puedo más. Siéndoles franco, estoy hasta los huevos de todos nosotros”.