VALÈNCIA. Un puzle hecho a la fuerza. Aunque en estos momentos el deporte, y mucho más el calendario, es una cuestión secundaria, la realidad es que el devastador temporal que ha golpeado a la Comunitat Valenciana también afecta en materia de horarios. El Levante habrá de hacer encaje bolillos después de que la DANA obligase a aplazar el encuentro de Copa que había de jugarse en Pontevedra el pasado miércoles. Jueves 7 de noviembre es la nueva fecha, un día incrustado a medida. No había otra posibilidad si la intención era disputar el choque y no trastocar el transcurso de la competición.
El club de Orriols trató de que, en la medida de lo posible, el aplazamiento no hiciera estragos en el torneo, pero eso pronto quedó en un segundo plano ante las noticias de víctimas y desastres que llegaban desde los alrededores de la capital. El equipo, que había quedado en el Ciutat para partir desde allí hasta el aeropuerto de Manises, canceló el traslado en autobús por lo impracticable de la infraestructura. No iba a ser posible volar.
La intención, en un primer momento y todavía en desconocimiento de las noticias que estaban por llegar, fue tratar de trasladarse a Galicia el mismo día de partido, por la mañana. De ese modo, encajando de nuevo muchos bolillos, el conjunto de Julián Calero podría llegar al norte y jugar en Pasarón para, a posteriori, hacer noche en Oporto. Esa madrugada del miércoles, sin embargo, se supo que tampoco iba a ser posible viajar en la misma jornada.
La gestión fue inmediata. Y el nuevo horario se conoció a eso del mediodía. El Levante, en principio, jugará el lunes en casa ante el Málaga, todavía con los coletazos del impacto emocional y material del temporal en la provincia. Después, con 72 horas de descanso, lo hará en Copa del Rey para, el sábado, viajar a Tenerife con un nuevo compromiso de Liga en el horizonte el siguiente domingo. De nuevo, el mínimo descanso posible.
Es una situación que, sin excusas, ya asumió Calero antes de que la DANA descargase su ferocidad. El equipo no entrenó el lunes por recuperación del encuentro jugado el domingo por la noche en Granada. El martes estaba programada la única sesión de la semana. Un entrenamiento que, a causa de la lluvia que ya caía de forma torrencial en la Ciudad Deportiva de Buñol, tampoco fue tal. El Levante se iba a presentar en Pontevedra sin haberse ejercitado de forma grupal. Sí lo hará, si el tiempo lo permite y el partido se juega, de cara a la visita del Málaga. Pero la próxima semana volverá a estar cogida con alfileres.