VALÈNCIA. Los últimos pasos del máximo accionista del Valencia CF pueden llevarme a pensar en varios escenarios posibles: por un lado, que quiera demostrarnos (a mí no me demuestra nada, que lo sepa) quién manda y someternos, humillarnos, hacernos ver que sin él, no somos nada ni nadie. Por otro lado, quizá es que se ha cansado de esto y le da lo mismo uno que quince, siempre que no produzca pérdidas, así que reduce al máximo, déjalo a su aire y con sus medios y no me molestes, que se dirá para sus adentros y afueras. Y tercero, que nos vayamos acostumbrando a que esto será el Valencia CF: un pasillo de jugadores, una maquina de generar dinero, pero no para el club precisamente. Esto haría del equipo un auténtico laboratorio de experimentación y si fuera así, sobran presidentes, consejeros delegados, entrenador de nivel, director deportivo, tres o cuatro jugadores de renombre y calidad contrastada y buena parte del cuerpo técnico, por sobrar hasta te sobra estar en primera división. Fíjate tú si te podría ahorrar dinero…
He de confesar que no me coge de nuevas ya esto, pues hace meses escribí aquello de “las milongas de siempre”, cuando los rumores de fichajes volvían a salpicar portadas de muchos medios. Y es que parece el eterno engaño. Da lástima, ciertamente, tener que vivir esto, que no es deportivo: te produce un daño emocional demasiado grande y yo soy seguidor del Valencia CF para disfrutar, para vibrar con el equipo, para luchar por algo, y no tanto para sentir esta tristeza constante que me provoca el club con sus terribles decisiones, una tras otra.
El señor Lim y su cohorte han conseguido arrastrar el nombre y la historia de este club como nunca nadie había logrado hacerlo. Ni tan siquiera Juan Soler. El ridículo, la podredumbre que hemos mostrado a todos por ahí es irrecuperable ya. Pero esto parece que no mancha el nombre del famoso empresario singapurense, tan prolijo al castigo, a la sodomización de sus súbditos. Son una desgracia para este equipo, para esta ciudad y para esta liga: ni salvadores, ni inversores. Y habrá que sentarse un momento, que la afición diga que ya basta, que este no es el club que ellos y ellas aman por encima de todo. ¿Quién nos ha clavado este dardo tan envenenado? ¿A mí me van a pedir ahora que ponga de mi parte para entendernos? ¿De qué van? ¿Son conscientes de que están matando el valencianismo desde lo más profundo? Ya no digo que nos estén decepcionando cada día más a los maduritos que ya sabemos ir solos al campo: ¿de verdad se piensan que los niños y las niñas más jóvenes pueden ver con algo de afecto a este club?
La lectura me parece equivocada: si Lim quiere demostrarnos que no somos nadie sin él, yo podría decirle lo contrario: no, Lim, no, así no va la cosa, porque esto del COVID-19 te ha demostrado que sin los aficionados y aficionadas eres tú el perdedor, el que palma pasta, el que no vale para nada como gestor, ni como director deportivo, ni como empresario. Ni tú ni los tuyos, claro. Has demostrado saber rodearte de peleles, pero no de grandes profesionales en diferentes áreas, porque nunca hiciste rentable a esta empresa, cosa que Alemany, al que te cargaste por celos y envidia, sí. Esa es la verdad, Lim, Murthy y Joey y toda la colla de altos cargos cuyo mayor mérito es poder acabarse tres barras de acuarto en cada almuerzo y no explotar. La cosa es así.
Otra cosa es que lo estés dejando caer, miserablemente. Y yo te preguntaría ¿por qué? ¿Por qué engañas a un técnico para ficharlo? ¿por qué has engañado a no sé cuántos representantes y jugadores si, en verdad, no querías traer a nadie? ¿Por qué engañaste con el ERTE? Siempre engañando, siempre diciendo medias verdades. Me extraña que, con este proceder, te vayan bien los negocios: o mejor, no me extraña si lo pienso con más mala leche (Murthy: “mala leche”, expresión española que se usa para describir el estado de ánimo del gato que ya se lo han escaldado una vez y pretenden volverlo a hacer). Reírse de los demás es un acto de pobreza, por mucho dinero que tengas. Aprovecharte de aquel que te ha dado su confianza, su casa, te ha sentado a su mesa es algo miserable, aquí y en tu cultura oriental, porque esto ya se trata de valores éticos y no tanto de dinero. Jugar con los sentimientos de tanta gente no puede traer nada bueno, porque al final toda dictadura acaba cayendo de la peor de las maneras. Y que den gracias (no Gracia) de que el campo esté cerrado porque sería una verbena cada día de partido.
La plantilla es la que es: se ha jugado con ella y entiendo el desconcierto que les invade en cada momento. La maldita ventana de fichajes de verano ya se ha acabado. Ahora que se centren un poco más en lo suyo, que bastante mal lo hacen en muchos casos y los que mandan que se dediquen a acertar un poco: Koundé, por ejemplo, valió lo mismo que Correia y Cheryshev juntos y fíjate el nivel de uno y otros. Eso sí, luego regalas lo que haga falta, que está tú para ir regalando. De eso se trata: si han venido a hacer negocio, lo mínimo que puedan hacer es hacerlo bien, porque venir “p’a ná es tontería”.