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opinión | PLAZA REDONDA

Ese 'Chucurruc y al gamber' de Julio Insa imposible de olvidar

17/01/2020 - 

VALÉNCIA. Plaza Deportiva está de enhorabuena. La presencia en nuestras filas de un columnistas como Julio Insa es un punto a favor descomunal para esta publicación que ya lleva un tiempo dándonos a todos la mano desde primera hora de la mañana. Y la presencia de Julio, a margen de darle la bienvenida como buen amigo, me remonta en el tiempo algunos años atrás pero con un recuerdo imborrable de alguna de su apariciones públicas en una publicación que nos costó mucho parir, pero que al cabo de mucho esfuerzo y entrega logró colarse en nuestras vidas de forma brutal y divertida también, haciendo algo nuevo en la información del Valencia, algo que rompió con la pana en ese momento, y que tenía en las columnas de Julio un punto de lectura divertido  inigualable, y representaba también un punto de encuentro entre dos amigos -él y yo- cada vez que venía al diario y se ponía a escribir su columna de opinión. Y les cuento, como simple recuerdo y dándole ahora la bienvenida, un artículo suyo de no tengo ni idea de qué día ni de que época, pero sí que recuerdo que marcó un hito importante en un Valencia tan convulso como siempre y tan destartalado como siempre.

Un bigotito y su puro

Cada vez que Insa venía a escribir su artículo de opinión lo hacía esos días acompañado de un bigotito inquebrantable, un vasito con uno de esos licores a los que tenía tan amplia estima y un purito de esos de marca buena de verdad que tanto le acompañaban y que hoy en día sería imposible ver en la redacción de cualquier publicación... al estar lógicamente prohibido y acorde con los tiempos actuales. Pero entonces todo era distinto, pero su forma de decir y hacer pasará por siempre a la historia del periodismo valenciano. Julio en aquellos tiempos, vario años atrás, bastantes, marcó una época imposible de imitar y se convirtió así como por arte de magia en un comunicador referente que lograba que todo lo que hacía tuviera un ascendente tremendo dentro y alrededor del Valencia.

Y sucedió un buen día

En esas estábamos, pariendo una publicación que con el tiempo sí que llegó a triunfar a lo grande, y una tarde cualquiera se presentó Julio en mi despacho -era el único que escribía en mi despacho y hacía francamente lo que le daba la gana- y se puso a escribir mientras apuraba una copita y pegaba largas caladas a uno de esos puros que siempre le acompañan en todo lo que hacía. En esas estábamos y como yo le conocía muy bien y además entonces era su director le propuse que a esa columna de opinión le añadiera como síntesis una columnita que se llamara 'Chucuruc y al gamber`, una expresión que él utilizaba mucho en la radio y que yo pensaba que sí podía ser atractiva para el producto que estábamos haciendo.

Un montón de risas

En una de esas llegó Insa a la redacción con más prisa que un demonio y se puso a escribir a toda castaña un artículo que de alguna manera sí marcó un antes y un después en todos los artículo de Julio que además tenían y tienen una trascendencia terrible para el aquel entonces recién estrenado consejo de administración de nuestro Valencia. Y el tema fue así. Julio empezó a escribir su 'Chucurruc y al gamber' de ese día y no se dio cuenta de que todo lo que le salía en el ordenador no eran palabras normales de un artículo de opinión. Todo lo que le salía en el ordenador eran símbolos de todo tipo. Triángulos, cuadrados, círculos... había de todo en esa columna menos palabras normales de esas que suele escribir todo el mundo.

Y me di cuenta

Entré en mi despacho y pegué un vistazo a lo que estaba escribiendo ese tío con un bigotito y un puro en su boca y le pegué un grito de tres pares de narices. Le dije a Julio que se había equivocado, que eso no había nadie capaz de leerlo, y Julito, con su calma habitual, pegó un trago a lo que se estaba bebiendo, me dijo que le pusiera correcto las letras del ordenador y se quedó mirando al infinito, medio alucinado y tomó una decisión imposible de olvidar.

Lo dejó así

Y Julio siguió escribiendo ya con letras normales pero sin borrar nada de lo que anteriormente había escrito con triángulos y círculos y demás signos de esos que guarda el ordenador y se me quedó mirando unos minutos después con cara de felicidad absoluta al ver lo que al final sí había escrito. No había borrado nada de todos esos símbolos que sí que había escrito por error y añadió sin inmutarse un comentario del todo redondo y que a mí me dejó medio alucinado y con la decisión de publicar o no publicar dicho artículo. Obviamente opté por darle el sí a Julito y ese `Chucurruc y al gamber´de ese día triunfó a lo bestia y nos dejó repletos de recuerdos imborrables. Julio añadió que eso era más o menos el idioma imposible con el que se hablaba en el consejo del Valencia y ese comentario dio la vuelta a toda la Comunitat de una forma brutal y divertida.

Y su regreso

Ahora Insa vuelve a escribir y lo hace en este PlazaDeportiva que tienen en sus manos y que nació hace ya algunos años. Y leer a Julio en esta publicación a la que tanto cariño y respeto le tengo es reencontrarme de nuevo con un amigo con el que comparto mil recuerdos y mil batallas imposibles de olvidar. Le doy la bienvenida y me alegro que una publicación que hace ya algunos le propuse yo a Enrique Lucas haya encontrado al Insa actual, que sigue siendo un batallador inigualable. Y sí, yo me quedo a la espera que un día vuelva a parir un `Chucurruc y al gamber´con el que tanto nos reímos en su día.

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