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¿Esperanza o escepticismo?

14/12/2021 - 

VALÈNCIA. La verdad es que he comenzado seis veces este mismo texto, poniendo el grito en el cielo contra Meriton y su gestión, apuntando que 15.000 parecen muchos pero siguen siendo pocos para lo que es el valencianismo, sobre el extraño silencio de Mestalla y otras mil cosillas de estas que todas y todos vemos y decimos. He puesto tres líneas y luego, tras purgarme, las he borrado porque el cuerpo me pide hablar de fútbol, de una vez. Lo malo es que, en este club, cuando tiro a hablar de fútbol me vienen los Meriton & Company y me vuelvo a poner de mala leche, indignación en estado febril y me hierve la sangre por ver que, Bordalás, con una plantilla más competitiva, podría estar luchando por cosas más importantes.

Me apetece que hablemos ya de cómo mejorar el equipo pero ¿sabes lo que pasa? Que ahora, en diciembre, siempre es mala noticia reforzarse a no ser que vayas a golpe de talonario. Me quedo con intentar traer a algún jugador ya consagrado que necesite reivindicarse, por lo que sea, o que tenga algún problema con su club y que, quienes están al mando de la parcela deportiva, estén ya hablando y cerrando seis o siete jugadores, libres, para el año que viene, que merezcan la pena y que estén en concordancia con lo que exige jugar para Bordalás.

Hay que vender, no lo olvidemos: no por una cuestión de filosofía de club, sino por obligación y exigencias del guion marcado por la Liga y por la economía. Y las ventas deben de ser importantes, debido a que estamos hablando de una cantidad cercana a los setenta millones de euros. El equipo no puede debilitarse, pero sí se puede renovar y vender no es mala noticia siempre que cumplas dos cosas: que lo hagas a un alto precio y que, además, tengas ya un sustituto de garantías, que, al menos, iguale el rendimiento del jugador vendido. Y esto último no es tan fácil, pero para eso están las direcciones deportivas, para hacer competitivas una plantilla (un técnico debe hacer un equipo, un club una plantilla) y para generar rentabilidad económica. En ninguno de los dos casos tenemos a la dirección deportiva del Valencia CF y es esto una de las cosas que más me revientan por dentro.

Marcos André está siendo, de momento, deficitario en fútbol y en lo económico: dudo que podamos, alguna vez, recuperar el 100% de esta inversión y haberle sacado un rendimiento deportivo importante. Su valor de mercado está, ahora mismo, próximo a lo que costó, pero cuando se compró valía menos de la mitad. Y ojalá esto lo revierta, porque los jugadores tienen la capacidad de poder hacerlo a base de trabajo y asentamiento. Pero tampoco nos volvamos locos, ahora mismo tiene un valor de mercado más bajo que Ante Budimir o Chimy Ávila, del Osasuna, por debajo de un jugador muy justito como José Macías, del Getafe, y muy por detrás de otros como Dia, del Villarreal, Santi Mina, del Celta, o de William José, del Betis, que costó cerca de seis millones de euros y no solo triplica esa cantidad en valor (dieciocho millones es su valor de mercado), sino que, además, su rendimiento es mejor. Ahí está la cosa: lo compro por debajo de su valor, me da mejor resultado y así, puedo rentabilizar una posible venta. Tan fácil y tan difícil como esto. Pues lo señores que están al frente de la parcela deportiva en tres años no han hecho nada de nada y cuando lo han hecho, les ha salido mal de verdad. Pero pasar, no pasa nada: ni venden el club, ni lo mejoran, ni saben cómo mejorarlo y nosotros aquí, movilizando menos de la mitad del número de socios y un tercio de lo que sería el aforo de Mestalla. No basta, es evidente.

La cuestión es que necesitan quitarse masa salarial, pero de esa que podríamos llamar “amorfa”: aquella que no aporta nada al rendimiento deportivo y futbolístico. Álex Blanco, Jason, Cheryshev, incluso Vallejo (si no le sirve al entrenador) y algún portero (y no sabría cuál) y hasta Racic, si me apuras. Pero sacarte a estos jugadores te da bien poco: solo quitas bultos. También es cierto (y al César lo que es del César), que esta rémora viene de Mateu Alemany y Marcelino, pero por resultados se lo perdonamos, al igual que lo de Sobrino y alguno más. No obstante, salvo Racic y Vallejo, los demás acaban contrato este año y no vas a sacar nada de nada por ellos: hacer mal las cosas es lo que tiene.

Insiste Bordalás en la necesidad de un central y un medio centro de garantías pero todos sabemos que vendrá el Cutrone/Ferro/Oliva de turno, porque este equipo, además, se ha acostumbrado a acoger cedidos de todo el mundo. De hecho, en verdad, el Valencia CF solo ha comprado dos futbolistas (Foulquier y André), ya que Alderete, Giorgi, Duro y Hélder Costa no son tuyos y ya veremos cómo te las ingenias para que sí lo sean, pues no lo veo tan fácil, excepto en el caso del portero georgiano. Ha llegado ya un punto en el que me conformo con no debilitarme frente a reforzarme… este es el nivel del Valencia CF en lo institucional. Por esto, y por la mil mentiras y faltas de respeto hacia los y las aficionadas, por la carencia de un proyecto real de club, que incluya la revitalización del fútbol femenino (que está haciendo milagros con los medios con los que cuenta), por todas estas cosas y bastantes más, Lim Go Home.

Y a mi presidente autonómico le pido respeto: un general no negocia con un sargento, todos lo sabemos. Si el Valencia CF envía un representante de la propiedad, que mi gobierno valenciano envíe un representante al nivel y no a la máxima autoridad, porque les estamos dando pie a que se sientan superiores, como se sienten. Digamos ya ¡Basta! Pero no 15.000 almas, ni 20.000 gargantas: el valencianismo al completo, si quiere, puede. Otra cosa es que quiera, porque resulta muy cómodo quejarse pero no mover ni un dedo. No te lo voy a negar: a veces me invade la esperanza de que todo esto cambie ya de una vez y otras, en cambio, el escepticismo que no cambiará, al menos mientras no cambien algunas cosas.

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