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/ OPINIÓN

Estaba muerto y no lo sabía

4/06/2022 - 

VALÈNCIA. El 23 de abril llovía en Sevilla y, desafiando al mal presagio, se juntó en la capital hispalense un importante número de valencianistas de verdad que hubieran podido ser muchos más de no ser porque el indecente presidente del Valencia había metido la mano en el saco para hurtar a ocho mil aficionados la posibilidad de vivir una final con el equipo de su vida. A los pies de la Giralda la pólvora ganaba al agua y en la concentración del equipo se respiraba un aroma entre la tensión y la esperanza de volver a casa, el día siguiente, con una Copa que ofrendar al valencianismo. Allí Bordalás apuraba las horas para enfrentase al mayor reto de su carrera deportiva : lo había fiado casi todo a esa carta, había llegado el momento y, al final, salió cruz. Era consciente de que ganar la Copa no le garantizaba la continuidad -a Marcelino no le sirvió de nada, incluso, habiendo clasificado al equipo para la Champions- pero la quería. La quería porque su insaciable gen competitivo, porque era el proyecto en común que tenía con su vestuario y porque, pese a llevar menos de un año en Valencia, había inhalado el ardor de una afición que, a poquito que le des, te entrega su alma.

Pero, mientras eso ocurría… ya lo habían apuñalado por la espalda. Meriton, como siempre hace, había tomado buena nota de las comparecencias subidas de tono, había dado por amortizado su enésimo ‘proyecto’ y barnizaba el ataúd de su enésimo  técnico mientras el ‘tío Jorge’ desplegaba ante Peter Lim su muestrario de entrenadores . Bordalás estaba muerto y, aunque lo pudiera intuir, no lo sabía. Pero lo peor estaba por llegar porque Lim y sus sicarios son capaces de condensar una sed de venganza sólo comparable con su inagotable incompetencia. Se consideran los ‘salvadores’ del Valencia CF y no soportan que el entrenador de turno, que para ellos no es sino un funcionario más de su imperio, acapare el cariño de la grada. De la misma grada que, partido tras partido, les recuerda que su tiranía ya no cuela, que no les quieren y que tienen que sacar sus sucias manos del Valencia. Tocaba humillarlo y a ello han dedicado esta última semana: lo han sentado en una silla y lo han obligado a presenciar su ejecución mientras era retransmitida en los medios y, cuando vivos y muertos ya sabían que había un acuerdo en firme con Gattuso y que Mendes lo había enviado a Singapur para recibir las bendiciones del amo, sólo entonces se dignaron a comunicarle su propio deceso. No lo hicieron desde Singapur antes de cerrar un trato con el que sería su sustituto. Lo dejaron macerar en cal viva y le hicieron esperar al retorno de Sean Bai -mientras lo denostaban en la radio oficial- que, ni siquiera, tuvo la gallardía de citarlo en la sede del Club o marchar hasta Alicante para comunicarle su cese sino que le envío al ‘chico de la mopa’ que, como tiene la misma catadura moral que él, le transmitió la buena nueva mediante una escueta llamada telefónica. Estilo Meriton puro y duro.

Bordalás no es el mejor entrenador que ha pasado por el banquillo de Mestalla pero ha sido un técnico abnegado y honesto que se quiso dejar engañar por el reto que para él significaba entrenar en un Club como el Valencia. Un entrenador perfectamente adecuado para el momento de vacas flacas que transita la entidad por culpa de los vividores que lo regentan y, sinceramente, creo que el Valencia vuelve a dejar pasar una buena oportunidad al triturar un entrenador que tenia un plan muy claro en su cabeza y que, a falta de un plan global deportivo de Club, bien pudiera haber sido un estandarte que sujetar con fuerza. Tampoco todo lo ocurrido quiere decir que Gennaro Gattuso no pueda ser un buen técnico para el Valencia y quizá sea injusto recibirlo a ‘cajas destempladas’ porque él no tiene culpa ninguna del disparate que su nuevo jefe está haciendo con un Club centenario. Chirría un poco, eso sí, que se haya prestado a negociar su suculento contrato cuando había un colega de profesión esperando una llamada ajeno o a lo que se cocinaba a sus espaldas y chirría, también, que cambiemos el ADN como cambiamos de calcetines puesto que el modelo de juego que propone es radicalmente opuesto al de Bordalás -él mismo ha manifestado públicamente su admiración por el juego de los equipos de Quique Setién- pero eso es otro cantar y no viene sino a ratificar la ausencia absoluta de directrices deportivas. Ahora falta ver si este verano llegan los Bkayoko, Romagnoli, Mertens y Riqui Puig o le acaban trayendo al tercer central del Famalicão y al delantero suplente del filial de Os Belenenses. 

Del otro gran asunto de la semana: la decapitación de Anil Murthy… poco que decir. Todo lo que tuve que decir o escribir sobre el hediondo personaje lo hice aquí cuando estaba sentado en el trono. Matarlo después de muerto, como muchos ahora hacen, es cosa de cobardes y ventajistas. Además … tengo la certeza de que su marcha responde, únicamente, al audio en el que arremetía contra el propio Lim. De no haberse hecho público, Murthy seguirá en Valencia confitando su hígado a costa del Valencia, tiranizando el Club y abanderando la cruzada contra Bordalás y contra el valencianista de a pie. Que tan gloria lleve como descanso deja.

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