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opinión

Estado de excepción

7/09/2019 - 

VALÈNCIA. A las 12 de la noche del lunes bajó la persiana del mercado y, en lo tocante al Valencia CF, se puso punto final a un verano esquizofrénico. Cuando se aventuraba una balsa de aceite tras la clasificación para la Champions y la consecución de la Copa del Rey, el trabajo de remodelación de la plantilla valencianista se vio inexplicablemente sacudido por un tsunami procedente de Singapur que no sólo tuvo contra las cuerdas a Mateu Alemany como figura emergente en la política deportiva del Club, sino que paralizó literalmente las operaciones de entrada y salida que en las que se estaba trabajando y…, además, a punto estuvo de mermar las opciones competitivas del equipo con la marcha de un futbolista que debe ser más importante de lo que está siendo. 

Sinceramente, no creo que la calma haya vuelto para quedarse en este océano tan proceloso como lo suele ser el del Valencia porque el verano ha dejado muchas heridas abiertas y una trastienda complicada pero sí es cierto que, por bien del propio Club, lo más sensato sería intentar pasar página o aplazar ajustes de cuentas para poder afrontar sin interferencia alguna los importantes retos que tiene el Club por delante. 

Sin ir más lejos y sin tiempo casi ni para pestañear hay que enfrentar en breve dos partidos tan complicados como importantes: FC Barcelona y Chelsea, tras un arranque de temporada que ha visto dulcificado por la victoria ante el Mallorca pero ha dejado ciertas dudas por su indudable parecido con lo visto al principio de la temporada pasada. Pero una vez cerrado el mercado, con la precaución que cabe tener en estos casos y con el condicionante de una política deportiva en estado de excepción, resulta prácticamente inevitable poner nota a la foto del vestuario a sabiendas de que la foto que vale es la que hagamos el próximo mes de Junio. 

Dar una mirada a la plantilla tal y como ha quedado conformada de manera definitiva y elucubrar sobre sus opciones en contraposición a los rivales directos con los que va a tocar medirse esta temporada. ¿Es mejor el Valencia del 5 de septiembre que el del pasado 30 de Junio? ¿Se ha producido un salto de calidad como para optar a metas mayores? o… por el contrario, se ha cedido terreno a clubes que venían por detrás. 

Sinceramente pienso que, en líneas generales, sí puede ser que el vestuario haya mejorado levemente aunque sin haberse obrado ese salto de calidad que a todos nos gustaría ver. Ahora bien: el Valencia sigue teniendo un equipo importante que, obviamente, debe mantener el objetivo indubitado de alcanzar de nuevo la clasificación para Champions y así lo evidencia el importante éxodo de jugadores internacionales que han dejado vacío el vestuario estos días. 

Hay rivales que no lo van a poner fácil porque se han reforzado mucho en un verano menos convulso que el vivido en Valencia y ante tal escenario entiendo que no cabe otra alternativa que guardar el “colmillo” para otra ocasión, dejar desafíos públicos de unos y filtraciones malintencionadas de otros y centrarse todos en lo que de verdad importa. 

A falta de ese salto de calidad vía contratación que podría hacer peligrar los objetivos marcados, tan importante como el hecho de empujar todos hacia la misma dirección lo será que den un paso adelante quienes tienen que hacerlo. Porque este Valencia, para seguir siendo competitivo y optar a metas importantes necesita a un Rodrigo mucho más centrado de lo que está y, por supuesto, a un Gonçalo Guedes que se parezca al que llegó a Mestalla hace dos años. 

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