VALÈNCIA. El valencianismo no gana para sobresaltos. La capacidad de asombro, que parecía desbordada con capítulos esperpénticos de la etapa reciente y de otras pretéritas, no encuentra límites y cada nuevo episodio del serial valencianista supera al anterior. Peter Lim parece estar subastando sus acciones y los distintos aspirantes -en plural- emplean estrategias diferentes para conseguir hacerse con el control del Valencia CF.
El Príncipe ha comprado un ‘pack’ que le han elaborado en Valencia que incluye una considerable colección de mensajes encaminados a despertar la ilusión del valencianismo, incidiendo en los puntos en los que Lim ha fracasado de manera estrepitosa, y su difusión a través de la radio televisión pública valenciana. Imagino que entiende que dicha campaña ‘electoral’ le ayudará a neutralizar el descrédito que supone de cara a la opinión pública el hecho de llegar de la mano del propio Peter Lim que se ha revelado como la mayor desgracia que el valencianismo ha tenido que vivir y, al mismo tiempo, esa estrecha relación que le une al máximo accionista puede hacerle ganar la partida.
Pero no es el Príncipe de Johor el único que está moviendo ficha en los últimos tiempos. Existen otros movimientos, unos con más solvencia que otros, que están dispuestos a hacer una gran apuesta por el Valencia CF. Grupos que, de momento, han optado por la discreción entendiendo que primero han de recorrer el camino con Lim en el que el Príncipe les lleva ventaja y sumar bendiciones bancarias e institucionales para, llegado el momento, dar a conocer al valencianismo cuáles son sus propósitos y sus proyectos.
Visto todo esto con cierta perspectiva nos lleva a una conclusión desalentadora pero inexorable. Aunque miremos con cierta envidia procesos electorales como el que recientemente ha vivido el FC Barcelona, la realidad del Valencia es bien distinta. Más allá de cualquier operación de blanqueamiento que le articulen al heredero del sultanato y más allá de las intenciones que, en su momento, pueda exponer un comprador al aficionado del Valencia... seguimos trágicamente supeditados al famoso ‘OK de Lim’ que será quien decida en qué manos queda el Club en en futuro. Y todo ello el magnate asiático lo torea con ese peculiar ‘estilo Meriton’ cimentado en el silencio, la insolencia y el despotismo para con sus propios correligionarios: Lim juega la partida a espaldas de su guardia pretoriana destacada en Valencia. Murthy y su ‘pandilla basura’ apuran sus días en Valencia de bar en bar y miran con recelo a Joey Lim sabiendo que guarda en el cinto la afilada daga que les acabará degollando. Calientan la oreja de quien, todavía, sigue dispuesto a prestársela para, primero, negar la evidencia y después llorar su suerte sin querer recordar que la misma daga un día descansó en su cinto y le sirvió para degollar a Layhoon Chan -que era igual de inútil que él aunque algo menos insolente-, para rebanar el cuello de Mateu Alemany y para sumir al Valencia CF en el pozo más oscuro que jamás conoció.