Éxito: el Valencia quiere entrar en la Europa League

VALENCIA. Si el Valencia acabara la temporada dentro de los puestos de Europa League sería una sorpresa agradable viéndolo con la perspectiva de hoy. Sin embargo que el Valencia se fije como objetivo de plantilla llegar a la Europa League, tal y como insinúan sus gestores, es la constatación de un fracaso global.

‘Es la opción realista’, dirán los hagiógrafos creyendo que optar a Europa League es venirse arriba. Y sí, es una opción realista, optimista, pero lo es como causa de la escasa ambición de la entidad y su propietario.

A esto hemos llegado:, a que el Valencia Club de Fútbol comience una pretemporada diciéndose que debe optar a luchar por la Europa League, como la Real Sociedad, y nos parezca lo normal. 

Lo han conseguido. El intento progresivo desde Singapur y su red de aliados locales en pos de desnaturalizar el club se está saldando con un éxito impecable. Esta propiedad no le ha cambiado a la institución el escudo ni los colores, le ha cambiado algo peor: su espíritu, sus ambiciones.

Nosotros que ayer nos aburríamos entrando en Champions, que mirábamos más arriba porque iba con la naturaleza del Valencia rebelarse contra los conatos de conformismo, nosotros ahora nos resignamos cayendo en cuchicheos de faroleros y preocupándonos más por si descabalgan al jefe de marketing o al portero de Mestalla.

La constatación de un empequeñecimiento que Manuel Llorente, presagiándolo inevitable por la herencia recibida, puso en marcha. No hacía falta viajar tan lejos para llegar al mismo destino. Murthy, al deslizar las intenciones orgánicas, certifica la impotencia de la gestión meritonista. 

Entonces, ¿qué van a hacer más allá de contemporizar esperando un milagro deportivo? Han extinguido el tiempo de las promesitas y las ambiciones. El Valencia ahora aspira, si eso, a la Europa League.