VALÈNCIA. Permítanme la licencia. Cojo prestado el título del magnífico artículo con que el mejor historiador del fútbol español, el valenciano de Benimàmet Vicente Martínez Calatrava, publicó en la «Historia del Llevant UD» sus recuerdos del 2 de junio de 1963, cuando el Llevant ascendió a Primera en Vallejo. Hacía semanas que se había vendido todo el papel y mucha gente lo celebró desde las azoteas de los edificios colindantes, incluída la cúpula de Carmelitas. El concepto no puede ser más literario: la gloria, al fin, celebrada en la lejanía, en la intimidad de un balcón o un terrado, obligados por las circunstancias. No había televisión, como hoy. Algo así pasó en Cornellà. El Llevant firmó, a falta de ocho jornadas, una brillante salvación virtual sin apenas testigos directos. Con miles de levantinos viéndolo desde sus casas y los bares. Con miles de pericos sufriendo un traspié terrible de forma anónima y aislada. Las alegrías y las penas se disfrutan y se sufren mejor en una grada, desde luego.
Paco López ha cosido un equipo magnífico que aún tiene margen de crecimiento. Muchos no confiaban ni en la plantilla, básicamente confeccionada por Tito, ni en el míster. La gente, en todo caso, se alegra de equivocarse con estas cosas, lógicamente. Con carencias, claro, y con defectos. ¿Quién no los tiene? El retorno a la competición ha reafirmado las virtudes que ya le conocíamos a este grupo, ha apuntado algunos de los defectos que cabe restañar, pero sobre todo delata un trabajo sensacional de puesta a punto, fruto de un esfuerzo discreto y callado, de técnicos y futbolistas. El Llevant ha vuelto. Enchufadísimo.
El míster de Silla tiene ahora 24 puntos en liza para demostrar dónde están los límites de esta plantilla y su ambición, su capacidad para no empequeñecer con las palmaditas y los elogios. ¿Porfiará el Llevant hasta el final por una plaza europea, ahora que tiene la permanencia en el bolsillo? ¿Será capaz de mantener el nervio competitivo durante lo que queda de Liga? Parece una oportunidad histórica. Para el club, para el prestigio creciente del propio "trainer" y para sus futbolistas, por supuesto.
No sabemos si el año próximo podremos comprobar hasta dónde son capaces de llegar estos hombres. Tiempo habrá de analizarlo pero parece complicado que tipos como Aitor, Vezo, Bardhi, Campaña, Roger e incluso Radoja, Vukcevic o Mayoral no sean tentados (algunos, de nuevo) este verano. El club, que ha sido capaz de consolidar un proyecto capitaneado por el mejor líder posible, Paco López, de generar una estabilidad social, deportiva y económica y de abordar la reforma del estadio, tiene otro reto mayúsculo en el horizonte: dejar de ser una sociedad vendedora, convencer a sus futbolistas más deseados de que pueden y les conviene crecer en Orriols, junto al Llevant, que en la vida y en el fútbol a menudo es mejor echar raíces donde eres querido y valorado que emigrar para ser uno más. No se trata de cortar la proyección a nadie. Se trata de subir un peldaño más en el crecimiento, de atar un buen grupo que pueda aspirar a cotas mayores, de seducir a sus puntales y hacerles creer que es posible transitar juntos esa hoja de ruta y que es una aventura que merece la pena vivir.
En cuanto al partido el Llevant se sintió siempre superior. En clase, en definición, en capacidad táctica y con la intensidad necesaria. El 1-3 llegó en el 87' pero el partido pudo haberse sentenciado mucho antes. El Llevant trenzó un buen fútbol y generó numerosas opciones de gol, frustradas por Diego López, Del Cerro y unos cuantos errores en el último pase.
El control del tempo del partido fue cosa de Vukcevic, con galones en el centro de campo para ordenar toda la salida de balón. Apenas cometió un error en todo el partido. Esta fluidez permitió jugar a Campaña, Bardhi y Melero entre líneas, a Mayoral en la media punta, y subir a los laterales. Vezo y Postigo se mostraron sólidos y Roger estuvo en punta, luchador y en su rol habitual, aunque sin apenas opciones. La pizarra funcionó y el Espanyol no tenía forma de taponar los avances granota.
Ante la imposibilidad de llegar a Aitor con el balón en los pies, el Espanyol apostó por el balón parado, tratando de sacar petróleo de cualquier acción. Así llegó el empate, en un saque de banda de Cabrera, cuando los blaugrana tenían el encuentro a favor y totalmente controlado, bien posicionados, intensos y cubriendo las líneas de pase del Espanyol. David López, en pugna con Melero, lo desequilibró antes de rematar a la red y el gol no tuvo que subir al marcador, pero el granota estuvo muy blando, jamás debió perder esa pugna. Supongo que es lo que entendieron sus compañeros. Por eso nadie protestó. Era el 27' y el Espanyol se metía en el partido. Antes, en el 13' Bardhi había hecho la primera de sus escapadas maradonianas de la tarde, pero hubo de chutar con la izquierda y no ajustó. Fue la previa al golazo de Mayoral, de clase, empuje y fe.
Antes del descanso Del Cerro anuló un gol a Campaña muy discutible, tras un palo y varios remates fallidos. El argumento es que Melero despistó a López. El árbitro ni siquiera lo revisó. Nadie lo encimó tampoco para que lo hiciera. En fin.
En la segunda mitad el Espanyol salió con una marcha más y al Llevant le costó encontrar la fluidez de la primera, y acusó la imprecisión en los pases. Fue un espejismo. Paco López volvió a leer los cambios a la perfección. Quitó a Melero y a Mayoral y metió a Morales y a Hernani en bandas. Campaña pasó al centro y Bardhi se colocó entre líneas. El Llevant volvió a hacerse el amo y en la segunda jugada maradoniana de Bardhi, combinando con Morales, más participativo al fin, llegó el 1-2, con un derechazo (esta vez sí) ajustado al palo. El gol, en el 66', noqueó al Espanyol pero Diego López salió en su auxilio. Entre el 69' y 74' el veterano meta detuvo las ocasiones de Clerc, Postigo y Hernani. También Paco López hizo un cambio de fichas para oxigenar la medular: Radoja por Vukcevic. El fondo de armario y la gestión de los cinco cambios se está revelando esencial.
En el 80' Abelardo, contra las cuerdas, sacó todo su arsenal ofensivo al campo pero su homólogo granota estuvo rápido para contrarrestar ese intento: metió a Bruno de tercer central por Roger, y a Pablo por Campaña, exhausto. El sevillano participó a ráfagas. A veces ausente, otras con detalles de clase y con alguna pérdida peligrosa. Lo juega todo. Tal vez habría que dosificarlo más.
La sentencia del partido y de la salvación llegó en el 87'. Cambio de banda de Radoja a Clerc, gran centro suyo y Pedraza despeja, ante la amenaza de Pablo, hacia la red. El infortunio blanquiazul acabó por hacer justicia a los merecimientos de unos y otros.
RCD Espanyol 1-3 Llevant UD
UNO A UNO: Aitor (7); Miramón (7), Vezo (7), Postigo (6), Clerc (7); Vukcevic (8) (Radoja (6) 71'); Campaña (6) (Pablo (sc) 84'), Melero (5) (Hernani (7) 62'), Bardhi (8); Mayoral (7) (Morales (6) 61') y Roger (5) (Bruno (sc) 84').
—Paco López (9).
GOLES: 0-1 Mayoral 13'; 1-1 David López 27'; 1-2 Bardhi 66'; 1-3 Pedrosa (pp) 86'.