VALÈNCIA. Cuando al aficionado del Valencia se le pregunta acerca de los peores fichajes de los últimos años suenan, y con motivos suficientes, nombres como Álvaro Negredo (Cádiz CF), Aymen Abdennour (Umm-Salal SC), Zakaria Bakkali (Anderlecht), Danilo Barbosa (OGC Niza), Álvaro Medrán (Chicago Fire) o el mismo Thierry Correia, entre otros muchos. Sin embargo, un nombre predomina sobre el resto: Aderllan Santos.
Desde su llegada a la ciudad en verano de 2015 por recomendación de Jorge Mendes (que ya ha demostrado, en más de una ocasión, que también comete errores), este espigado central supuso un problema de enormes dimensiones para el club durante toda su trayectoria en el club hasta en enero de 2019.
Sin embargo, y a pesar de sus fallidas cesiones en el fútbol brasileño y saudí, aquel jugador que pasó con más pena que gloria por la ciudad del Turia ha encontrado su sitio y se ha convertido en un jugador imprescindible en las filas del Rio Ave portugués a base de rendimiento, continuidad y jerarquía.
Con Nuno Espírito Santo en el banquillo de Mestalla, el equipo afrontaba en verano de 2015 un gran desafío, con la fase previa de la Champions League frente al Mónaco de Leonardo Jardim, y el objetivo de mantenerse entre los mejores equipos de la Liga. Para afrontar estos retos con garantías, el club debía suplir la salida de Nicolás Otamendi, la gran sensación de la temporada 2014/2015 en la liga española.
Los contactos de Peter Lim con Mendes dieron con el nombre de Aderllan Santos sobre la mesa, y se desembolsaron 9,5 millones de euros por un central de 26 años que, a pesar de ser indiscutible en el Sporting de Braga, representaba toda una incógnita para un club de nivel Champions League.
Aquella fue una temporada complicada en Mestalla, con doble relevo en el banquillo incluido. La destitución de Nuno Espírito Santo en noviembre, la inexperiencia de Gary Neville al frente de la plantilla y la llegada de Pako Ayestarán en marzo reflejaron perfectamente la marcha del equipo.
El pernambucano tuvo minutos y oportunidades (disputó un total de 27 encuentros aquella campaña), pero el bajo nivel del equipo, los garrafales fallos que cometió, su nerviosismo y el murmullo de la grada apenas tocaba el balón dejaron muy mala impresión del jugador y lo convirtieron en el foco de las críticas.
En la temporada siguiente, las cosas no mejoraron para el jugador ni para el club. A pesar de haber mostrado carencias a nivel técnico y táctico, Santos fue titular en las primeras jornadas. Sin embargo, su escasa fiabilidad para fijar el marcaje, sus serias limitaciones a la hora de jugar la pelota, el constante murmullo de Mestalla, el desesperante juego del equipo y un nuevo baile de entrenadores (Ayestarán, Prandelli y Voro) se cobraron su salida a final de temporada rumbo al Sao Paulo.
“Recuerdo el empate a uno contra el Barcelona. El día antes, en un entreno, Voro me llamó y me dice: 'Santos vas a jugar de titular'. Y llevaba un mes sin ser titular. El Barça venía de vencer por 4-0 al Madrid”.
Aderllan Santos
La vuelta del jugador al fútbol de su país se prolongó durante año y medio uniendo sus cesiones a Sao Paulo y Vitória. Pero incluso en Brasil, su protagonismo se debió más a los pocos minutos de los que dispuso y los garrafales fallos que cometió que a su rendimiento.
Los quebraderos de cabeza para encontrarle una salida al jugador terminaron con un acuerdo alcanzado entre Valencia y Al-Ahli de Arabia Saudí, por el que el club de Yeda abonó 5 millones de euros por su traspaso. En la avenida de Suecia, este acuerdo se celebró como un título.
Tras un año en el fútbol árabe, el exvalencianista se marchó cedido al Rio Ave portugués, un equipo que venía de hacer un buen papel en su liga, mirando de lejos la batalla que libraban año tras año los tres históricos: Oporto, Sporting de Lisboa y Benfica. Allí, en Vila do Conde, y a sus 31 años, el central brasileño convenció y el club firmó en propiedad al jugador por dos años. A día de hoy, es un fijo en los esquemas de Mario Silva (exjugador de Recreativo de Huelva, Cádiz CF o Boavista entre otros).
Aunque resulte difícil de creer, un exjugador de tan agrio recuerdo entre la afición valencianista es actualmente piedra angular para Rio Ave, uno de los mejores equipos del fútbol luso, donde militan jugadores como Fabio Coentrao, Filipe Augusto (otro “fiasco” que Mendes trajo a Valencia), Diego Lopes o Lucas Piazón. En Vila do Conde, todo son elogios para el “sheriff”, como se le conoce en la ciudad. Lo que es el fútbol.