VALÈNCIA. Vive el fútbol estadounidense un momento histórico desde puntos de vista totalmente antagónicos. En primer lugar, las secuelas de la pandemia son tremendas: se trata del país más afectado del planeta, y las consecuencias han sido nefastas en todos los frentes. A pesar del drama, la MLS siguió el ejemplo del fútbol europeo cuando, tras el parón de marzo, volvió a arrancar durante el mes de julio sin público en los estadios.
Por otro lado, hablar de soccer es hablar de un fútbol emergente y cada vez más presente en las mejores ligas del mundo; o lo que es lo mismo, en Europa. Un fútbol que florece con la irrupción de una generación de jóvenes futbolistas con una calidad nunca antes vista en el lejano oeste: Christian Pulisic (Chelsea), Giovanni Reyna (Borussia Dortmund), Sergiño Dest (FC Barcelona), Weston McKennie (Juventus), Timothy Weah (Lille OSC), Tyler Adams (Leipzig) y el valencianista Yunus Musah, ninguno por encima de los 22 años, abanderan la nueva esperanza yanqui.
Al desatado crecimiento del fútbol estadounidense contribuye el potente músculo económico de la MLS, una liga que maneja un modelo de competición made in USA, pero que ha atraído a grandes estrellas europeas en el ocaso de su carrera. El ejemplo más cercano, la reciente etapa de David Villa en las filas del New York City FC (2015-2018).
En este contexto balompédico tan concreto como particular, un valenciano, criado en la fábrica de Paterna y exjugador del primer equipo del Valencia CF, triunfa junto a Boston asumiendo el rol de capitán y jugador franquicia de los New England Revolution: Carles Gil de Pareja Vicent.
Compañero en categorías inferiores de jugadores como Isco Alarcón, Paco Alcácer y Juan Bernat, internacionales por España y futbolistas de primer nivel nacional y europeo, Carles Gil estaba considerado como una de las grandes perlas de la cantera che.
Tras destacar en el filial, en verano de 2012 salió cedido para foguearse en un club importante de la segunda división: el Elche. El equipo acabó líder de la competición, logrando así el ascenso bajo la batuta de Fran Escribá, con un gran protagonismo del mediapunta. Su fantástico rendimiento le valió un hueco en la plantilla franjiverde por otra temporada más, esta vez ya en primera división.
El valenciano no defraudó las expectativas. El año de su presentación en la élite, fue uno de los jugadores más destacados, con un rol capital en la permanencia de los franjiverdes. Tras dos años de maduración y aprendizaje a todos los niveles, volvía a Valencia un jugador mucho más hecho, físicamente más armado y con un techo que nadie se atrevía a dibujar.
Llamó la atención de Nuno Espírito Santo durante la pretemporada de 2014 y se hizo un hueco en el equipo. Durante los primeros meses de competición, Carles Gil era uno de los revulsivos más habituales para Nuno, e incluso se estrenó como goleador en Anoeta, en el primer encuentro que disputó como titular.
A pesar de su buen inicio de campaña, empezó a diluirse en los esquemas del técnico y, en enero de 2015, ante la negativa del jugador a salir cedido, el club llegó a un acuerdo con el Aston Villa inglés y Carles Gil se marchó traspasado dejando más de 4 millones de euros en las arcas valencianistas.
“Yo soy valencianista de toda la vida. Estaba en el primer equipo, quería todo muy rápido, todo de golpe y creo que me pudo incluso la ansiedad…Creo que no tuve la paciencia necesaria”.
Carles Gil para Superdeporte
Su experiencia en Inglaterra se alargó año y medio y terminó con el descenso a Championship del club de Birmingham. Salió cedido al Deportivo de la Coruña, equipo que haría efectiva su opción de compra dos años después. Dos temporadas y media en Galicia con multitud de problemas físicos, quirófano, falta de continuidad y un descenso, desembocaron en la decisión del exvalencianista de cruzar el Atlántico en 2019 para aterrizar en un nuevo universo futbolístico: la MLS de Estados Unidos.
La confianza de los New England Revolution en el exvalencianista fue cristalina desde el principio: fichaje más caro de la historia del club (1,5 millones de euros), salario de jugador franquicia y brazalete de capitán desde el mismo día de su llegada.
"Desde el primer momento me mostraron una confianza enorme hacia mí y hacia mi juego. Eso me ayudó a hacer click y a encontrar el mejor nivel de mi carrera”.
Carles Gil para Marca
La respuesta del canterano valencianista a dicha confianza no defraudó: fue nombrado fichaje del año y formó parte del once ideal de la MLS, junto a ilustres como Zlatan Ibrahimovic o Carlos Vela, y del MLS All Star Game. Una auténtica explosión.
Esta pasada temporada (la competición de la MLS se disputa entre marzo y noviembre), su segunda en Estados Unidos, el valenciano ha sufrido el parón por la pandemia y una lesión en el tendón de Aquiles que le hizo pasar por el quirófano y perderse parte de la temporada. Sin embargo, su regreso supuso un golpe anímico en positivo para el conjunto del veterano Bruce Arena, exseleccionador de las Barras y las Estrellas.
El exvalencianista es un jugador franquicia por confianza, por rendimiento y por estadísticas: hasta el momento, ha disputado 46 encuentros con la franquicia de Massachusetts, convirtiendo 12 tantos y repartiendo 17 asistencias. Números que marcan diferencias, dignos de una estrella de una de las ligas más emergentes del planeta. Estados Unidos también disfruta del talento esculpido en Paterna.