VALÈNCIA. Uno de esos jugadores que esbozan una sonrisa y cierta nostalgia del valencianismo por su historia romántica y conmovedora dentro y fuera del terreno de juego durante su etapa en el Valencia CF. Han pasado ya dos años de la salida del lateral italiano del club de Mestalla y con el objetivo de poder continuar con su carrera profesional en el fútbol tras superar una grave lesión de rodilla como es la fractura de rótula.
Tras su salida con la carta de libertad al Estrella Roja, Cristiano Piccini ha conseguido su meta de mantener la tensión competitiva. Con una estancia corta de apenas seis meses en el país balcánico, el jugador nacido en Florencia ha encontrado su sitio en el FC Magdeburg, de la Segunda división alemana. Piccini vuelve a sentirse importante sobre el césped a sus 31 años y lo más importante es que está esquivando problemas graves de lesiones.
Pese a su pasado verdiblanco en el Betis, la carrera de Piccini ha estado marcada por su paso por el Valencia CF. Llegó de la mano de Marcelino procedente del Sporting de Portugal y formó parte del equipo que se proclamó campeón de Copa en mayo de 2019. En aquella temporada, el cambio de chip no hubiese ocurrido sin la inspiración de Cristiano. Una volea providencial contra el Huesca como regalo de Navidad a un equipo con mala dinámica de resultados. Además, también logró la meta de llegar a la selección absoluta de Italia en aquel curso.
Sin embargo, en su momento álgido como deportista, todo se truncó. Una fractura de rótula que requería cirugía cambió los planes por completo. Un año de recuperación y el Valencia acudiendo al mercado a última hora para fichar a Thierry Rendall por 12 millones de euros. Posteriormente, el Valencia lo cedió al Atalante donde la experiencia no mejoró. Los italianos no contaban con él tras 4 meses y Piccini hizo un esfuerzo para retornar a Valencia.
La temporada con Bordalás no invitaba al optimismo hasta que las bajas le abrieron las puertas. Piccini llevaba mucho tiempo esperando el momento de sentirse futbolista y lo aprovechó. Se vistió de héroe otra vez con un gol balsámico ante el Elche y esa serie de partidos consecutivos hasta enero le permitió dar continuidad a su carrera profesional hasta el país germano.
Arrivederci, Cristiano.