VALÈNCIA. El francés Fabio Quartararo (Yamaha YZR M 1), de 22 años y conocido como "El Diablo" por el dibujo que su padre le colocó en el casco al inicio de su carrera deportiva, ha logrado su anhelado objetivo de proclamarse campeón del mundo de MotoGP, el primer título de su carrera deportiva y también de Francia en la categoría reina.
Aunque es algo que muchos conocen dentro del mundo del motociclismo, "El Diablo", en realidad es una imagen copiada del casco del italiano Roberto Locatelli que le gustaba mucho a Quartararo cuando era joven y comenzó su carrera como piloto y que, desde entonces, le ha acompañado a lo largo de su carrera deportiva y le ha hecho más famoso que al piloto transalpino, que "sólo" pudo ser campeón de los 125 c.c. en el año 2000.
Pero volviendo a sus inicios, Fabio Quartararo (20 de abril de 1999) comenzó -como casi todos los jóvenes actuales- a disputar pruebas de motociclismo desde muy joven, a los cuatro años, pero no fue hasta 2014 cuando empezó a despuntar al proclamarse campeón del FIM CEV Repsol, y un año más tarde arribó al mundial de la categoría de la mano del equipo Estrella Galicia 0,0.
Aunque todos auguraban un inicio espectacular del joven piloto francés, que había deslumbrado a propios y extraños durante su periplo por el FIM CEV Repsol, la llegada al mundial resultó más anodina y parca en resultados, pues apenas sumó dos podios en todo el año y la regularidad no fue una de sus mejores virtudes, a lo que luego se unió una lesión que le impidió acabar la temporada en las mejores condiciones.
Esa situación enturbió el ambiente en el equipo Estrella Galicia 0,0 y forzó un cambio de "colores" para la siguiente temporada, en la que aceptó la oferta de la escudería Leopard, la misma escudería en la que un año más tarde el español Joan Mir se proclamó campeón del mundo de la categoría.
Quartararo continuó al manillar de una Honda, pero no logró ni un solo resultado que le permitiese subir a cualquiera de los tres "cajones" del podio, por lo que aprovechó la oportunidad de dar un paso adelante y con "patada a seguir", como en el rugby, decidió saltar a Moto2 de la mano del equipo del doble campeón del mundo de 250 c.c., Sito Pons, con idéntico resultado "cero" podios.
No pudo mantener su "estatus" en el equipo de Pons y optó por dar un nuevo salto de estructura para recalar en el equipo Speed Up del italiano Luca Boscoscuro, con quien logró su primera victoria de Moto2 en el circuito de Barcelona y otro podio seguido en la cita neerlandesa del TT de Assen.
No le hizo falta mucho más para que se fijasen en él desde la categoría reina de MotoGP y tanto Yamaha como Tazlan Razali, propietario del equipo Petronas, vieron en él a una figura en ciernes y lo ficharon para 2019, una temporada en la que ya demostró lo acertado de su fichaje al conseguir siete podios y seis vueltas rápidas de entrenamientos, que le valieron para convertirse en debutante del año y quinto al final de la campaña.
Su inicio de la temporada 2020, a pesar de todos los inconvenientes y retrasos debidos al confinamiento debido a la pandemia por el coronavirus en todo el mundo, resultó de lo más prometedor, sobre todo por el doblete inicial que protagonizó en Jerez, en donde ya se quedó sin uno de sus máximos rivales en la pelea por el título, el español Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V), lesionado de gravedad en la primera de las citas andaluzas.
Pero con el paso de la temporada los "ímpetus" de "El Diablo" se fueron diluyendo y sin hacer ruido pero con una gran regularidad, el español Joan Mir le arrebató las "mieles" del triunfo y se proclamó campeón, algo que seguro puso sobre aviso al francés para modificar en 2021 los errores cometidos un año antes -a pesar de lograr tres victorias- para trabajar intensamente en la regularidad.
Dicho y hecho. En 2021 su gran objetivo no fue otro que mejorar la regularidad y tras puntuar en todas las carreras disputadas, el único que lo ha logrado en la categoría de MotoGP, ganar cinco grandes premios y subirse al podio en un total de diez carreras (Antes de Emilia Romaña), conseguir su gran objetivo de proclamarse por primera vez en la historia de Francia, campeón del mundo de MotoGP, categoría reina del mundial de la especialidad.
Fabio Quartararo planteó una carrera sin riesgos en Italia, saliendo desde muy atrás y recuperando posiciones poco a poco pero sin asumir riesgos, todo lo contrario que su único rival, el italiano Franceso "Pecco" Bagnaia (Ducati Desmosedici GP21), que hizo lo que debía hacer, se fue en cabeza de carrera buscando la victoria, pero una caída se cruzó en su camino a cinco vueltas del final y le dejó el camino expedito hacia el título al francés.