El nuevo seleccionador nacional de fútbol, Fernando Hierro, aseguró que acepta ser el sustituto de urgencia del destituido Julen Lopetegui en el Mundial de Rusia como "un reto bonito" que debe asumir "con valentía"
VALÈNCIA. El nuevo seleccionador nacional de fútbol, Fernando Hierro, aseguró que acepta ser el sustituto de urgencia del destituido Julen Lopetegui en el Mundial de Rusia como "un reto bonito" que debe asumir "con valentía" y afirmó que no se "perdonaría" haberse negado a hacerlo, mientras que dejó claro que no se puede dudar de "la implicación" de unos jugadores "acostumbrados a entrenadores que van y vienen" y que el "objetivo es pelear por algo importante".
"Esto es un reto bonito, apasionante, pero las circunstancias son las que son y a partir de ahí acepto esta responsabilidad con valentía, mirando y pensando que tenemos un grupo de jugadores y trabajadores que llevan dos años trabajando para estar en el Mundial", expresó Hierro en rueda de prensa junto a Luis Rubiales, presidente de la RFEF.
El malagueño recordó que lleva como director deportivo "siete u ocho meses" y que por ello entiende que "la ilusión de todo el mundo es grande". "No podía defraudarles", añadió, mostrando el "máximo cariño" y "admiración" por Julen Lopetegui el "gran trabajo" en su etapa.
El nuevo técnico se mostró muy seguro a su llegada al banquillo de la selección. "Si no estuviera convencido, no estaría aquí. Los chavales son trabajadores excelentes, con una madurez y personalidad como buenos deportistas. No tenemos ningún problema, el día no es fácil para nadie pero confiamos en su buen hacer, ellos saben lo que nos jugamos. No hay que tener dudas de su implicación", comentó.
"Ellos están acostumbrados a entrenadores que van y vienen. Conozco a un 90 por ciento del grupo y vamos a intentarlo. En esa dinámica vamos todos, en el Mundial nadie regala nada, un mal partido nos manda a casa, todos sabemos lo que significa", prosiguió Hierro.
El exjugador se refirió al momento en el que se le comunicó su llegada al banquillo de España. "Cuando el presidente me comentó la situación tenía tres opciones: decir que no, irme o decir que sí. Decidí la tercera porque había que dar un paso hacia adelante, lo tenía claro y no podía decir que no, yo mismo no me lo perdonaría", agregó.
El malagueño no quiso entrar en valoraciones sobre la destitución de su homólogo. "El presidente ya ha dado la suya y tenemos que ser positivos. Ya no valen las opiniones, tenemos que pasar página y pensar en los jugadores, en lo que representa el fútbol español. No podemos hablar continuamente de lo mismo porque perdemos fuerzas y concentración", recordó.
"Nos vamos a equivocar si pensamos en el pasado y no en el futuro. Sabemos que las circunstancias son difíciles, pero nos confundiríamos si habláramos todo el rato de lo mismo. El Mundial no vuelve hasta dentro de cuatro años", agregó al respecto.
Hierro también habló sobre la conversación con Julen Lopetegui de este martes y advirtió que, pese a las imágenes, fue de "amigos". "Me ha llamado a la hora de despedirse. Hay que cambiar el chip, los jugadores están ilusionados, quieren afrontar este reto, no tenemos tiempo para lamentarnos porque llevan peleando estar aquí dos años. Tenemos que ser maduros", declaró.
"NO SE PUEDE CAMBIAR EN DOS DÍAS EL TRABAJO DE DOS AÑOS"
El nuevo seleccionador se mostró encantado con el recibimiento del grupo. "El 'feedback' que he recibido es fantástico, lo que no puedo decir es lo que han sentido personalmente los demás. Es un grupo cohesionado, siempre están juntos, saben por lo que van a pelear, esa es mi sensación", indicó.
En este sentido, Hierro apuntó que "lo que no se puede tocar en dos días es lo de dos años de trabajo". "Gran parte del 'staff' sigue con nosotros y hemos visto vídeos, tenemos claro lo que se lleva trabajado. Tenemos que ser inteligentes y coherentes. No tenemos capacidad de cambio de aquí al viernes. Hay un grupo fantástico, les pido que sean ellos mismos, que tengan personalidad", consideró.
El nuevo preparador sí dejó claro que le gustaría que el equipo "jugase bien y que compitiese muy bien, con un juego de posesión" y que no piensa de momento en seguir en el cargo tras el Mundial. "Mi cargo es Portugal, luego el siguiente partido y después el otro. No pensamos en otra cosa que no sea en hacer un buen Mundial, tenemos un país ilusionado y esa es nuestra responsabilidad", manifestó.
El malagueño, que confirmó que el jueves llegarán sus ayudantes, uno de ellos Carlos Marchena, y que mirará "a los ojos a todo el mundo", remarcó que "el objetivo es pelear por algo importante". "Hemos venido a pelear por un Mundial. Todo lo que ha ocurrido no nos sirve como justificación, aceptamos nuestra responsabilidad, yo el primero", explicó.
El exdefensa del Real Madrid admitió que "nadie regalará nada" en la cita mundialista, que ve como una "gran oportunidad" para alzarse con su segunda estrella. "Pero es cierto que necesitamos el trabajo y cariño de todos, nos van a representar a todos los españoles y hay que centrarse en ello. El mensaje que puedo mandar es tranquilizador, de confianza y de trabajo. Lo vamos a intentar con todas nuestras fuerzas", resaltó.
El entrenador reconoció que sólo tiene "un año de experiencia en el Oviedo", donde cree que hicieron "las cosas bien", pero que lo puede compensar con la experiencia que le da llevar "30 años rodeado de un balón", al tiempo que admitió que nunca descartó ser seleccionador y que "firmaría" ser el nuevo Zidane del combinado nacional.