VALÈNCIA. La portera brasileña del Pescados Rubén-Burela explica cómo está pasando la actual coyuntura de confinamiento y de qué modo pone en práctica en este día a día el entrenamiento con el conocimiento que adquirió con el Máster de Florida Universitària.
-¿Cómo está llevando el confinamiento?
-Ahora mejor que al principio. Los primeros días pensaba que iba a una situación que sería breve en el tiempo, algo que pasaría rápido y estuve entre irme a mi casa con mi familia en Brasil o quedarme. El momento de duda de si irme o no fue el que peor llevé. Pero una vez decidí quedarme, lo empecé a asimilar. Lo peor fue la incertidumbre. Una vez tomada la decisión, todo va bien.
-¿Mantiene relación con el equipo?
-Estoy en contacto con el equipo, compañeras, cuerpo técnico y, especialmente, con el preparador físico. Tenemos actividades todos los días. Es una manera de mantenernos en forma y acercarnos a nuestra realidad. Hay días que trabajamos por la mañana y por la tarde, diferentes estímulos, trabajo de cardio, fuerza, flexibilidad ... todo adaptado a un espacio reducido.
-¿Qué le ha aportado el Máster en Psicología y Coaching del Deporte y de la Actividad Física?
-En mis primeros años en España me dedicaba sólo al deporte y el máster amplió mis horizontes. En mi experiencia previa, los psicólogos deportivos que tuve en Brasil ya generaron en mí un cambio a nivel personal y profesional, por este motivo decidí matricularme en este máster. La formación del Máster en Psicología y Coaching del Deporte y de la Actividad Física de Florida Universitària hizo que mejorara el foco en el rendimiento deportivo, dirigiendo más certeramente mi energía para conseguir mis objetivos. Hay más acierto y consigo focalizar mejor el esfuerzo. El máster lo hice después de estudiar Psicología y me permitió reciclar conocimientos y unir la experiencia deportiva con la psicología y ayudar a otros deportistas.
-¿De qué modo está ayudando a otros deportistas?
-Aunque no trabajo oficialmente como psicóloga deportiva, ayudo a algunas deportistas de manera voluntaria a planificar su temporada, mejorando su sensación de bienestar y rendimiento deportivo. Y más ahora, con la cuarentena, estoy consiguiendo que no tengan ansiedad y que consigan aprovechar las oportunidades de estar en esta circunstancia.
-¿Qué oportunidad ha visto en el confinamiento?
-La cuarentena la veo como una oportunidad para hacer las cosas de distinta manera. Bajar revoluciones, dedicar tiempo a uno mismo, a la familia (a los que pueden estar con ella). La he aprovechado para leer, actualizar conocimiento, mejorar mi nivel de inglés, mirar vídeos profesionales, charlas…En definitiva, seguir aprendiendo.
-¿Cómo ha cambiado su entrenamiento?
-Ha cambiado muchísimo. El contacto con el balón es prácticamente cero, a no ser por algún momento en que me pongo a hacer toques y jugar con el balón sola por la casa. Las sesiones tácticas no las hay. Todo se resume a entrenar la parte física, con series de ejercicios, en su mayoría sin equipamiento, usando sólo el peso del propio cuerpo (sentadillas, zancadas, flexiones, burpees…). En la parte del entrenamiento mental, practico la meditación y la visualización. Es la mejor forma para vivir los partidos es esos días de cuarentena y entrenar todos los aspectos del juego.
-¿Cómo consigue entrenar los gestos técnicos con la mente?
-Con diferentes rutinas. Se trata de recrearlos en la mente, intentando vivir y sentirlos tal y cómo lo haces en un entrenamiento real. Nuestra mente no lo distingue, de ahí la ventaja de entrenarnos mentalmente.
-¿Qué aconsejaría a los deportistas para conseguirlo?
-Hay diferentes caminos para lograr alcanzar una buena técnica de visualización. Mi sugerencia es primero escribir el objetivo que quiera conseguir. Intentar ser lo más preciso posible y contar al detalle todo. Luego hay que leer lo que hemos escrito e imaginar esa situación, sintiéndola. Escribirlo hace que seamos más conscientes de cada detalle. Llegamos incluso a imaginar a los rivales. Pero no hay que centrarse en ellos, sino en la respuesta que tendremos frente a las diferentes estrategias de un rival. Es una manera de poner sobre la mesa diferentes maniobras y soluciones para cada una de las situaciones que puede pasar en la competición. Para que funcione, hay que imaginarlo cada día, el entrenamiento mental debe ser parte de la rutina de un deportista. Al principio cuesta mucho. Pero con la práctica diaria, que puede empezar con dos o tres minutos, sin que represente una molestia ni esfuerzo, se consigue. Además, hay que aprender también a escuchar al cuerpo. Si nos sentimos cansados, hay que descansar. El descanso también es parte del proceso. El deporte, en este caso, es un trabajo, y hay que trabajar con él como tal cuando entrenamos. No hay que improvisar. Con la improvisación en el entrenamiento deportivo difícilmente se pueden conseguir objetivos. Hay que ser disciplinados.