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LOS COLABORADORES OPINAN

"Ganó el Valencia y esa alegría es suficiente para disfrutar de un partido tan extraño"

14/02/2016 - 

VALENCIA. El Valencia se reencontró con el triunfo ante el Espanyol en un partido que tuvo que remontar tras el gol inicial de Óscar Duarte que llevó el miedo a todo el estadio.

Los colaboradores de Plaza Deportiva muestran su visión sobre el choque:

JOSÉ MARÍA PERIS

La victoria de ayer me llevó a la niñez. A esa niñez de cuando el campo se llamaba Luis Casanova y venía cualquier tronquito Magdaleno, o trasnochados como Poli Rincón, con su cadenita de oro y melena de garrulo, y te amargaban la tarde, te hacían sufrir y celebrabas como un golazo cualquiera que entrara de rebote. Y eso es el resumen del partido. Volver a ver al Valencia formado en el yunque de la adversidad, de un transitar por el purgatorio de la mitad de la tabla y gozando las victorias sufridas, merecidas o no. que siempre pensábamos que lo eran, porque para algo éramos, y seguimos siendo, valencianistas.

Porque hubo una época, jóvenes padagüanes, que el Valencia fue lo que es ahora el Getafe. Un equipito simpático. Y, a veces, ni eso. Pero si volvemos al presente, el equipo es un desastre. Defensivamente, la tensión es la misma que en un capitulo de Dora la Exploradora. Santos y Vezo marcan con la mirada, como buscando el perfecto selfie con el rival. Solo se sostiene con el oficio de Enzo, máscara en ristre. Y la anarquía de Cancelo ha sido casi la causante de la remontada ante un equipo herido de muerte que podría haberte amargado el romanticismo de San Valentín. Y a nivel telegrama, dos aspectos que Angulo, o Ayestarán, le han de decir a Gary: uno, no pueden rematar en el área pequeña y dos, que bote la pelota más de dos veces en tu área es para repetir y repetir la intensidad defensiva hasta que salga sangre por los ojos. Tres puntos. Pero que el arbolito no nos impida ver el bosque.

VICENTE BAU

MI AMIGO JAVIER

Allí estaba él. Llorando, en una esquina, muy emocionado. Javier es seguidor del Valencia desde hace muchos años. Y sí, tipos como Javier representan bien a las claras la importancia de una victoria sufrida. Llorando y alegre. En una esquina... pero llorando de alegría. Antes lo había pasado de pena. Un Valencia agobiado por las circunstancias había encajado un gol del Espanyol y todo el campo parecía gris para Javier, sin alma alguna. Pero en un visto y no visto llegaron dos rápidos 'regalos' marcados por Negredo y Cheryshev. El Valencia había volteado el marcador. ¿Si jugó bien o mal? Hagan otra pregunta o no le hagan esa pregunta a mi amigo Javier. El partido sí fue intensísimo. Tan intenso que eso de jugar bien o mal queda para un segundo plano. Ganó el Valencia, ganó el equipo de Javier, y esa alegría es suficiente para disfrutar de un partido tan extraño.

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