Goleada, sonrisas, moral y cautela

VALENCIA. Seis goles. Seis saltos de alegría que sirvieron para dejar sentenciada una eliminatoria y para darle a Mestalla la mejor medicina contra la depresión en la que vive sumida desde hace meses. El Valencia CF encontró ante el Rapid de Viena esa noche que puede cambiar el rumbo de un club que hasta hace unos días hacía olor a gran debacle deportiva pero que gracias a su afición ha conseguido el impulso necesario para por lo menos encarar lo que resta con una cara muy diferente.

Fue la gran noche de Santi Mina. Intervino en los cinco goles del equipo en el primer acto. Hizo dos y dio tres. El gallego tuvo su primera gran noche con la camiseta del Valencia CF y desde ahora estará en sus botas la posibilidad de demostrar que puede ser un jugador importante ante rivales competitivos en la Liga y mucho más pegajosos que los que encontró ante el Rapid de Viena. Stangl volvería loco a Viena después de la primera parte que le dio Mina.

El ex de Celta abrió el marcador en el minuto cuatro y en el diez le regaló en bandeja un mano a mano a Parejo que el madrileño no perdonó. Sólo unos minutos después repitió en boca de gol para aprovechar un centro de Piatti y después le dio otro pase magistral a Negredo para que el vallecano la empujara a la red. Fue una asistencia de muchos quilates. El fin de fiesta fue un centro al segundo palo que André Gomes sólo tuvo que enviar a la red para completar el poker de goles del primer tiempo.

Ahí la eliminatoria ya estaba sentenciada. El Valencia CF la dejó resuelta en los primeros cuarenta y cinco minutos y el segundo acto lo dedicó para guardar efectivos, para dar minutos a otros como Javi Fuego, que volvió casi dos meses después, y sobre todo para que Mestalla tuviera un partido placido. Los austríacos se animaron timidamente y buscaron la portería valencianista pero Ryan desbarató la gran ocasión del Rapid con un paradón tremendo que demostró la gran competencia que hay en la portería valencianista en la que un portero como Jaume ha pasado a la grada pese a haber sido básico en el primer tramo de la temporada. Rodrigo cerró la cuenta en el minuto 87 cuando Mestalla ya daba por sentado que el marcador ya no se movería. El hispano-brasileño remachó a la red un centro de Vezo, que estuvo serio en defensa junto a Santos, y el valencianismo sonrió.

El Valencia CF recuperó sensaciones, el valencianismo recuperó la sonrisa después de muchos disgustos. La eliminatoria se superó y se avanzará en Europa. Eso sí, lo de anoche sólo fue una buena noche. Una alegría. Una goleada ante un equipo flojito que casi ninguno de sus futbolistas jugaría en primera división española. Ello debe servir para tener los pies en el suelo y cautela. La goleada debe servir para coger moral y confianza pero nunca para pensar que el equipo ya ha encontrado el camino. Queda mucho trabajo para competir en la Liga o cuando lleguen plantillas más potentes en la Europa League.