VALÈNCIA. Miras al banquillo y te ilusionas. Lees la prensa o escuchas la radio y, aunque no te lo quieres creer, te sigues ilusionando con algunos nombres que se filtran desde el club. Luego, miras un poco hacia un lado y ves a Meriton y entonces un severo golpe de realidad te devuelve el desánimo. A mí me ocurre esto, no sé a los demás valencianistas si también este es todo el proceso que viven, en dos minutos, cuando piensan en su equipo. Y es que lanzar nombres de fichajes, que más o menos parecen darle algo de entidad a la plantilla, te da un subidón de esperanza: lo malo es que sabes, porque en verdad lo sabes, que no van a venir ni uno de estos y que los nombres importantes que salen en prensa no son los que traes, sino los que tú vendes o regalas.
Para entonces, cuando te has venido abajo, sale una imagen de Bordalás y vuelves a ponerte en forma, diciéndote cosas como que volveremos a ser competitivos, que aquí todo el mundo va a correr y a morder, que si bronco y copero, que si contundente e incómodo, etc. pero al rato piensas que el técnico aún no sabe ni qué plantilla va a tener a su disposición, que ya se está diciendo que quizá la ve excesivamente joven para lo que él quiere, que si le gustaría contar con algún jugador específico pero parece que no llega ni llegará, etc. Y otra vez de bajón emocional, porque sabes que agarrarse el liderazgo de un míster está bien, es necesario, pero no suficiente.
Yo ya me he hecho la idea de que este próximo año será de mucho sufrimiento, de grandes vaivenes emocionales, porque todo apunta a ello. Y lo digo ahora, sin pretemporada aún de por medio, ni partidos amistosos que, de inmediato, nos ilusionen y nos hagan creer que tenemos un equipazo, etc. En lo único que me fijo es que tengo la corazonada de que hay alguna salida no proyectada en lo medios (un Correia o un Soler, por ejemplo) y de que los futbolistas más golosos para el mercado saldrán sí o sí, sin dejar demasiado en caja, porque ya sabemos cómo negocia Murthy, con su anticipada inteligencia, superior a todo lo que le rodea.
Al ver la Eurocopa te das cuenta del nivel en el que estamos y cómo se han hecho todas las cosas: tus mercados son Portugal y Francia, junto a España. Guedes tiene presencia residual en su selección, en Francia no tenemos a nadie y Gayá no ha jugado ni un minuto (es posible que lo haga en el próximo partido) en el campeonato. Fuera de esto, Wass jugó un partido en una selección que estaba casi eliminada y Cheryshev... para qué contar su numerito. Es decir, donde tú siempre tiras a pescar, tus jugadores (que son escasos con su selección) no juegan: entonces, fichas el perfil medio-bajo, no aquel que aspira a objetivos más importantes, colectivos e individuales. Y fíjate que yo siempre he mantenido que el Valencia CF ha recortado presupuesto brutalmente en esto de ojear jugadores, porque todo se resume en cercanías, mientras el mercado nórdico, por ejemplo, resulta fiable, sobrio, competitivo y con jugadores que aportan regularidad. Pues ahí no llegamos, como tampoco lo hacemos con el sudamericano si es que no vienen a Málaga a algo. No descubrimos a nadie desde Longoria y esto sí me resulta raro, porque el proyecto del Valencia CF parece encaramarse a este tipo de operaciones, al menos de tufo portugués. Desde mis gráficos emocionales me pregunto entonces por todo esto y no me salen respuestas muy convincentes y alentadoras.
El Valencia CF comparte campeonato con Madrid, Barcelona, Atlético, Sevilla, Villarreal, Betis y Real Sociedad, pero juega en otra liga, en la que caben los recién ascendidos y los que, cada año, sufren lo suyo para no bajar o esperar el milagro de un séptimo puesto dentro de una histórica campaña. Todo lo demás es mentirse uno a sí mismo, como nos tratan de mentir aquellos que filtran y filtran nombres de jugadores de nivel para reforzar al equipo, pero saben que eso es humo. Hace un año me jugué una paella a que ninguno de los jugadores que el club filtraba iban a venir, y así fue. Me la vuelvo a jugar hoy, cuando el mes de junio todavía ni ha acabado, pero lo que sí tengo bien claro es que cuatro futbolistas de cierto nivel (lo que no equivale a decir rendimiento) saldrán. Otra vez el bajón. Y así, hasta que el corazón se nos pare y acabemos, algún día, donde nadie nos llama: en el fondo del pozo y no ganando una liga en diez años (ya solo te quedan nueve, Murthy). Tengo la sensación de que filtrar nombres es como hacer mentiras piadosas que endulcen la realidad de los hechos, pero en el mundo del fútbol, como en la vida, la verdad siempre sale a flote, aunque sea para que se imponga el desánimo.