Vicent Molins, Desmemoriats y José María Peris muestran su visión del empate del Valencia ante el Rayo Vallecano
VALENCIA. El Valencia sigue sin conocer la victoria con Gary Neville en el banquillo y sumó su novena jornada consecutiva sin vencer, esta vez ante el Rayo Vallecano en un nuevo partido para olvidar en Mestalla.
Los colaboradores de Plaza Deportiva analizan el choque:
VICENT MOLINS
La prueba más gráfica, más dolorosa, de que todos los cuquidiscursos en torno a la llegada de Neville sólo eran humo pretendiendo esconder una temeridad. Ojalá saliera bien, ojalá acabara siendo un acierto... pero tal y como estaba el equipo, tan descompuesto, cuando hubo que echar a Nuno, lo que menos necesitaba era un experimento brusco. Me encantaría saber a qué quiso jugar el Valencia ante el Rayo, pero me da la sensación de que este equipo solo es un cúmulo de buenas intenciones, sin ningún cambio destacado que le haya hecho mejorar. Los futbolistas, entre tanto, se dejan llevar, incapaces me temo de autogestionarse. O alguno de ellos asume el mando y le echa una buena mano a los Neville, o esta temporada marchándose por el sumidero seguirá su lastimosa evolución...
DESMEMORIATS
Un pasito adelante, dos para atrás... Existe una habitual tendencia a centralizar todas las culpas siempre en los mismos jugadores, como si el resto estuvieran rindiendo a un nivel estratosférico y su aniquilación acabara con los males del equipo. Pero más allá de las manías personales del respetable, la verdad es que este VCF inglés de Neville deja muchas dudas. La disposición en el centro del campo es desastrosa. Es una medular que ni presiona, ni roba, ni es de posesión, ni de incorporarse al área. Pero no es un mal endémico de la zona. En este Valencia no defiende nadie, ni los delanteros, ni los extremos, ni los laterales. Hay una parsimonia extraña en todos ellos. No hay solidaridad, ni actitud. Jugar contra el Valencia es muy sencillo. Basta esperar para aprovechar los huecos. Y si no, con apretar un poco, brotan como las setas tras las primeras lluvias de otoño. Hay unas deficiencias tácticas evidentes, y abundantes. Pero eso no me preocupa, me preocupa mucho las actitudes. Pareciera que hace tiempo que dieron por tirada la liga, y mientras tanto, ya suman 9 jornadas sin ganar. El abismo de una clasificación terrorífica es una posibilidad real.
JOSÉ MARÍA PERIS
La situación se antoja preocupante. Nueve jornadas sin ganar son muchas para cualquiera, sea cual sea el objetivo final. Ya no sabes a que agarrarte, porque los clavos ardiendo tienen en el cuentagotas su medida. Un regate, una acción individual, una acción combinada o los goles por generación espontánea no son suficientes para resistir este vía crucis en el que se está convirtiendo la temporada vigente.
Si la piedra filosofal de todo es la forma física, los resultados no los veremos hasta el carnaval gaditano, por febrero, mínimo. Y esto conviene diagnosticarlo antes, por aquello de las posibles entradas y salidas, solución relativa de Rufete cuando, en circunstancias similares, gestionaba la dirección deportiva del club.
Se convierte en sencillo hacer daño a este Valencia, que no cuida los pasillos de seguridad. Bueno, ni los de seguridad, ni los adyacentes, fantásticas autopistas a la gloria para los rivales. Los jugadores están tensos, sin ideas, como si saliesen a jugar con las botas cambiadas de pie, fallando las fáciles e intentando las imposibles.
Sigo viendo esbozos de lo que quiere hacer Neville, pero ya empiezo a cuestionarme si el mensaje está cayendo en saco roto. Bien por el idioma, bien por el discurso que, pareciéndolo, no es lo mismo. Y considero que ya es momento que Angulo, con español fluido, ejerza de correa de transmisión para arrancar definitivamente el motor valencianista o griparlo estrepitosamente.
Y a esto, la Copa, penúltima esperanza blanca, asomando por el horizonte. Con Las Palmas que puede parecer Brasil del 70. Bueno, quizá no tanto, pero visto el percal, no va a ser fácil. Nada fácil. Ojalá me equivoque.