VALÈNCIA. Dicta la sabiduría popular que “la ignorancia es muy atrevida”, entendiendo que hay personas que cuando saben poco sobre un tema, se “atreven” a opinar e incluso a comenter los actos más osados.
Hace no demasiados años, allá por el 1999 (el curso en que Mendieta y Camarasa levantaron como capitanes la sexta Copa del Rey para el Valencia CF), dos investigadores, Justin Kruger y David Dunning demostraron este dicho popular matizándolo con investigaciones serias y contrastadas, como sólo la ciencia (en este caso la Psicología) puede hacer. Y sacaron interesantes conclusiones al respecto.
Hacemos un paréntesis breve: hablamos de competencias como de conocimientos, actitud y criterio para “saber hacer” una determinada acción, acto, opinión. Por ejemplo, un entrenador de fútbol es competente en “comunicación” cuando es capaz de decir lo que piensa a sus jugadores con claridad, empatía y ajustándose a ese futbolista, mientras que no lo es cuando comunica por ejemplo a sus dos o tres capitanes o jugadores importantes que no cuenta con ellos de forma seca, tipo “ordeno y mando” sin tener en cuenta la forma se ser, entorno, posibles consecuencias… de esos deportistas. O un gestor deportivo será competente en realizar buenas decisiones en relación las características propias de su club, cuando entiende lo que significa culturalmente, envía mensajes que sean comprendidos (mismo “lenguaje”) por sus aficionados y está allá donde debe estar representando a su club. Es decir, son competentes cuando “quieren”, “saben” y “saben hacer” bien su trabajo. Si no, pues son incompetentes (no disponen de esas necesarias competencias).
Si les parece, vamos a comentar sus cuatro principales conclusiones de este sesgo cognitivo que se llamó “efecto Dunning-Kruger”, poniendo ejemplos “aleatorios” para que se entiendan mejor:
Conclusión número 1: Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su propia habilidad: ocurre primero que cuando alguien piensa que no sabe de un tema, pues ni opina ni hace mientras que cuando sólo sabe un poco, tiende a enjuiciar como si supiera mucho e incluso a hacer cosas que no debería por lo que realmente es capaz de hacer (competencias).
Por ejemplo, imagínense a un gestor deportivo que adquiere un club de un país lejano, que no conoce la liga en cuestión y que tienen amigos que quizás tampoco conocen bien el entorno y aún así le asesoran. Y ese gestor deportivo ya tiene la sensación de que sabe algo sobre gestión de estos equipos, pero realmente tiene poca información, experiencia, conocimiento… competencias. Según el efecto Dunning-Kruger, este gestor pensaría que es muy competente para gestionar este equipo cuando en realidad no lo es. Y claro, pasa lo que pasa.
Conclusión número 2: Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
Piensen en el entrenador del primer ejemplo que viera o le contaran cómo otro técnico utiliza una comunicación mucho más empática y eficiente. La reacción desde el efecto Dunning-Kruger de este entrenador sería la de menospreciar y no tener en cuenta el comportamiento de esos otros entrenadores más eficientes. En el caso del dirigente ocurre igual: desde este efecto minusvaloraría y quizás criticaría tajantemente la labor de otros gestores más competentes e incluso personas cercanas que le puedan aportar información y consejos válidos para realizar mejor su labor.
Conclusión número 3: Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia. Es lo que algunos llaman “incompetencia inconsciente”: no se dan cuenta de que no son capaces porque no tienen la suficiente información para darse cuenta de que no son capaces. Es decir, al no ser suficientemente expertos sobre un tema, no saben en qué carecen para ser verdaderamente competentes, y eso precisamente hace que sean incompetentes. Ya, cuando van sabiendo más, más se va ajustando lo que perciben que saben con lo que realmente creen que saben.
Pues a ese entrenador del ejemplo, o a ese dirigente, desde este sesgo cognitivo, su propia incompetencia en comunicación, en conocer el entorno, en empatizar… les impediría que se dieran cuenta de que tienen esas carencias. Y claro, pasa lo que pasa.
Conclusión número 4: Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.
Porque claro, si este entrenador o este dirigente estuvieran dispuestos a mejorar, con una buena información, un buen asesoramiento y personas alrededor cualificadas que le aconsejaran adecuadamente a través de un trabajo conjunto, la cosa mejoraría bastante en relación a competencias y buen hacer. Y si no están dispuestos a eso, pasa lo que pasa.
Parece que estamos en una época de sobre información por un lado y de especialización por otro. Por un lado, los equipos, clubes, deportistas, cada vez tienen que estar mejor preparados para “hacer su trabajo”, mientras que, por otro, existe mucha información tanto en redes sociales como en blogs, webs, libros… que hay que filtrar adecuadamente para coger lo realmente bueno.
Y está el efecto Dunning-Kruger, que nos recuerda que “la ignorancia es muy atrevida” donde la propia incompetencia de ciertas personas hace que sigan siendo incompetentes (y a veces incluso más). Y si alguien no quiere cambiar, igual es incompetente durante toda su vida, aunque se piense que no es así.
Exactamente igual que no es lo mismo hacer un buen periodismo que lanzar mensajes en redes sociales, y es necesario que se proteja a los buenos periodistas, también lo es que otros profesionales mejoren sus competencias para hacer de la mejor manera su trabajo. Porque si no, pasa lo que pasa. Siguen tomando decisiones y opinando con tremenda convicción algunos (¿pocos?) incompetentes inconscientes. Y pasa lo que pasa.
David Peris Delcampo
@dperisd
Psicólogo experto en Psicología del Deporte · Entrenador Nacional de Fútbol y también de Fútbol Sala · Profesor de la Universitat de València · Presidente de la Associació de Psicologia de l’Esport de la Comunitat Valenciana (APECVA) · Videpresidente de la Federación Española de Psicología del Deporte