VALÈNCIA. El neerlandés Fabio Jakobsen (Quick Step Alpha Vinyl) fue más rápido que el viento y que todos sus rivales y se adjudicó con poderío el esprint de la segunda etapa del disputada entre Roskilde y Nyborg, de 202,2 km, en la que el belga Wout Van Aert (Jumbo Visma), segundo en meta, se enfundó con la bonificación el jersey amarillo de líder.
El pronóstico apuntaba a día de esprinters o descalabro por los efectos del viento en todo el recorrido. Fabio Jakobsen (Gorinchem, 25 años), debutante en el Tour, llegó y besó la victoria. Besó la gloria tras un bonito y disputado esprint entre los corredores que se salvaron de diversas montoneras, entre los que resulto atrapado, sin ninguna consecuencia, el esloveno Tadej Pogacar.
Jakobsen, quien firmó el segundo trofeo consecutivo para el Quick Step y el número 50 de la formación belga en la historia del Tour, se coló en los últimos metros por delante de Van Aert, dolido por quedarse de nuevo con la miel en los labios, pero aliviado con el maillot de líder. La tercera plaza se la llevó uno de los ídolos locales, el danés Mads Pedersen (Trek), quien no pudo ser profeta en su tierra.
Los 6 segundos de bonificación que pescó Van Aert le permitieron superar en la general a su compatriota Yves Lampaert, quien se arremangó al final para hacer de lanzador para Jakobsen. El humilde granjero belga fue rey por un día, pero que le quiten lo bailao y disfrutado. Ahora está a 1 segundo de la prenda que perdió. Y tercero y líder real del Tour, Tadej Pogacar, a 8.
Despedida de Copenhague, donde decenas de miles de ciudadanos rodaban en bici por el escenario de la contrarreloj del viernes. Al mismo tiempo, el pelotón tomaba la salida de la primera etapa en línea en Roskilde, aún en la Isla de Selandia, antigua capital del país, con el punto de mira en Nyborg, al otro lado del mar, en la Isla de Fionia. Entre islas, y por la costa, el debate era los estragos que podía provocar el temido viento. Había respeto, temor incluso, teniendo en cuenta que al final esperaba la travesía del Gran Belt, el tercer puente colgante más largo del mundo, de 18 km, a solo 3 km de meta.
Con Lampaert de líder y muchas cuentas pendientes salió la etapa lanzada. Enseguida se formó la primera fuga de la 109 edición con un danés, Magnus Cort, aclamado por la mutitud que puso color cada palmo del recorrido, el noruego Sven Bystrom y los franceses Barthe y Rolland. Los nórdicos fundieron a los galos y tomaron el mando de la carrera, ajenos al viento y a posibles mareas.
De la aventura sacó oro Magnus Cort, quien se agarró al primer maillot de la montaña puntuando en las tres tachuelas del día, todas de cuarta previas al ecuador de la etapa. A la animosa afición danesa le hizo ilusión ver a un compatriota en el podio con el jersey de puntos rojos.
El pelotón, a lo suyo, no permitió demasiado oleaje. Dos contra una marabunta cada vez más nerviosa a medida que se acercaba el puente era una batalla desigual. Bystrom, antiguo campeón mundial sub'23, se puso rebelde, pasó un buen rato en soledad, pero terminó cediendo a 32 de meta.
Nada más superar el puesto de peaje a la entrada del Puente de Belt quedó pulsado el interruptor de los nervios. Batalla a ritmo frenético. El viento soplaba de cara, a 25 por hora, en pleno "látigo" por la incertidumbre de un tramo inèdito en medio del mar. Surgieron las caídas. Aterrizó Lampaert con el maillot amarillo, cayó Rigoberto Urán, se produjeron cortes en el grupo a medida que se adentraba en la carretera que rompía la armonía del mar con una obra de ingeniería que tardó 9 años en realizarse, e inaugurada en 1998. El líder se reintegró después de un buen "calentón", pero el colombiano se perdió en el furgón de cola.
El viento fue incómodo, alteró sobre todo el sistema nervioso de muchos, pero no fue determinante. No hubo abanicos ni cortes importantes. Peor fueron las caídas. Una montonera a 2,2 km de meta implicó a 20 coredores, entre ellos a Pogacar, quien se fue contra la valla.
El rey del Tour pinchó las dos ruedas, pero como se encontraba en zona de seguridad, a menos de 3 km de la llegada, pudo llegar paseando, incluso con una sonrisa en la boca. Solo un susto. Con el pelotón dividido, los equipos de los esprinters activaron el protocolo de llegada. El mismo líder se puso a lanzar a Jakobsen de lejos, pero Lampaert aguantó poco en cabeza. Van Aert, picado en su orgullo apretó los dientes con el maillot verde prestado para desquitarse del disgusto de la contrarreloj. Pedersen, bien colocado por su equipo, quería ganar en casa.
Entre todos, apareció por un lado Jakobsen para levantar los brazos con un tiempo de 4h.34.35, cerrando la etapa a una media de 44,2 km/hora. Era su victoria número 11 de la temporada y la 36 como profesional. Eso es debutar con buen pie. Este domingo el Tour se despide de Dinamarca con la tercera etapa que unirá Vejle y Sønderborg con un recorrido de 182 km. Jornada llana, propicia para el esprint, previa a la primera jornada de descanso, ya en Francia, adonde volará el pelotón después de la etapa.