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Jaume Ortí, el presidente 'bonico' del Valencia más laureado

El fallecimiento de Jaume Ortí deja al Valencia huérfano del último presidente que tuvo una conexión especial con la afición 

24/11/2017 - 

VALÈNCIA. El fallecimiento de Jaume Ortí deja al Valencia huérfano del último presidente que tuvo una conexión especial con la afición y que además disfrutó en su mandato, de poco mas de tres años, de una de las épocas más gloriosas del club, en la que conquistó cuatro títulos.

El carácter campechano de Ortí y su habitual saludo cariñoso de 'hola bonico' con todo aquel que se cruzaba le valió el sobrenombre de 'Bonico Ortí' y una cercanía con la afición que no han disfrutado otros presidentes.

Además, Ortí fue un hombre de fútbol y un futbolero, que no dudaba en ir a ver partidos del Levante, el rival histórico de la ciudad, o en celebrar éxitos a pie de campo con los hinchas valencianistas.

Así, no dudó, cuando el Valencia volvió a ganar un título de Liga 31 años después, en saltar al césped de La Rosaleda con el abanico gigante de la Peña de Aldaia, su pueblo natal, que había lucido en el estadio de Sarrià en la conquista de la anterior Liga, en 1971.

Aquel enorme abanico se convirtió en un icono del valencianismo y Ortí lo recuperó para las celebraciones de los títulos, tanto de las dos Ligas como de la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa, logradas bajo su mandato.

Con el Valencia tratando de tú a tú a Real Madrid y Barcelona, tras ser finalista dos años seguidos de la Liga de Campeones, el presidente valencianista no dudó en tirar de ironía para tildar de 'galáctico' al Real Madrid ante el exceso de alabanzas que recibía de buena parte de los medios de comunicación nacionales.

El Valencia derrotó al equipo madrileño en la primera jornada de la Liga 2001-2002 al Real Madrid por 1-0 y el término de "galácticos" quedaría asociado para siempre al equipo madridista de aquella época, cuyos enfrentamientos con el conjunto dirigido por Rafa Benítez estuvieron siempre rodeados de polémica y pasión.

Ortí no tuvo reparos en mostrar públicamente su disconformidad con arbitrajes sufridos, especialmente ante el Real Madrid, y habló de liga adulterada o de que solo se les permitía ser segundos.

Esa campaña dejaría otra de las imágenes para el recuerdo del carismático Ortí. El 12 de abril en La Romareda, tras ganar un importante partido en la lucha por la Liga, bajó al césped y no dudó en unirse a los 2.000 aficionados valencianistas que viajaron a Zaragoza.

Se puso una bufanda y una peluca, acción por la que fue muy criticado por algunos medios de comunicación si bien aquella anécdota provocó que cuando el Valencia conquistó el título, muchos aficionados y el propio Ortí lucieran unas pelucas naranjas.

Aquella foto pasó a la posteridad y que precisamente se ha convertido en una campaña que se promueve por las redes sociales para que esas pelucas se vuelvan a ver en Mestalla como homenaje.

Tras ganar la Liga, la campaña 2002-03 fue decepcionante para el Valencia al perder la Supercopa de España ante el Deportivo, ser eliminado en Copa por el Alicante y por el Inter en cuartos de final de la Liga de Campeones y quedarse sin poder jugar la máxima competición continental, tras acabar quinto en la Liga.

La marcha de futbolistas importantes como Kily González, Miroslav Djikic o John Carew no provocó que el club se reforzara con fichajes de renombre y se contrataron futbolistas poco conocidos como Ricardo Oliveira y Fabian Canobbio.

El fichaje de este último provocó que Rafa Benítez, técnico de aquel Valencia, asegurara que había pedido un sofá y le habían traído una lámpara.

Esta situación provocó el enfado de la afición que la pagó con Ortí el día de la presentación del equipo, ya que la pitada que recibió le impidió acabar su parlamento, en uno de los momentos más complicados de su etapa presidencial.

Esta situación para nada hacía prever que el Valencia estaba en la antesala del mejor año de su historia, en la que conquistó la Liga, la Copa de la UEFA, la Supercopa de Europa y sería elegido el mejor club del mundo.

En medio de aquella campaña histórico, el club se vio envuelto en una lucha por el control accionarial del club entre el expresidente Francisco Roig y Juan Soler, que acabó con la compra del último al primero de su paquete de acciones en junio de 2004.

Ortí a pesar de contar con un reducido paquete de acciones, se había mantenido en la presidencia como hombre de consenso desde la marcha de Pedro Cortes en el verano de 2001.

Posteriormente vio como tras la conquista de le Supercopa de Europa, Juan Soler quiso hacer valer su abrumador dominio accionarial para acceder a la presidencia, lo que provocó, sin polémica la dimisión de Ortí.

El 18 de octubre de 2004, cuando hacía unas semanas que había dejado la presidencia recibió la insignia de oro y brillantes del Valencia como reconocimiento a su labor al frente del club.

Tras la llegada de Peter Lim y de Meriton al Valencia, el grupo de Singapur a punto estuvo de recuperar la figura de Ortí como conexión entre el grupo asiático y la afición, aunque finalmente no cuajó esta opción. 

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