opinión

Kempes, mejor así

¿Más débiles por reconocer un beneficio arbitral? No, más fuertes. El respeto y la autoridad se obtiene en días así. No sé qué extraño proceso impide reconocer que el Valencia fue superior en casi todos los tramos y que al mismo tiempo el árbitro, con una acción obscena, desequilibró el partido...

15/02/2018 - 

VALÈNCIA. Qué proceso de inculpación más asombroso hemos vivido desde el domingo. Una suerte de concurso para ver qué valencianista se autoinculpaba con más fuerza por haber ganado un partido al Levante. En algunos momentos incluso pareció un gran simulacro de culpa. De fondo la demostración de que el derbi con el Levante es más un borrador que una verdadera rivalidad. En qué duelo fraticida se le la razón al adversario con tanto entusiasmo. 

Hasta el punto de ver expresiones de absoluto duelo. “¡No me gusta ganar partidos así!”. “Eh, quedaos los tres puntos vosotros”, nos faltó decir. Viendo el pesar de algunos valencianistas parecía que el que perdió el partido fue el Valencia. Una actitud terapéutica con la que justificar que las insistentes quejas arbitrales durante la temporada estaban justificadas y cargadas de autoridad.

Leía a Lahuerta decir que esto era lo que debían sentir Madrid y Barça con constancia, solo que por lo que parece a ellos se les ha hecho costra y ya no lo interiorizan. Qué pereza ganar sintiéndose culpable, ¿no? Peor es no ganar.

Kempes, que tiene una de esas semanas en las que parece un portavoz del gobierno valencianista en el exilio, señaló descriptivamente que al Levante le habían guindado. Otro acto más de exhibición de lo equitativo que es el valencianismo. Que Kempes se pronunciara generó algún recelo. Algunas preguntas sobre si los referentes históricos del Madrid y el Barcelona hubieran dicho lo mismo.

Y qué más da. Por qué pensar lo que haría el prójimo. Me gusta que Kempes hable, que se equivoque, que sea incorrecto, imperfecto… y que cuando a un rival el árbitro le perjudique vaya y lo diga. ¿Dónde está el problema? ¿Cuestión de orgullo? Kempes, con la rueda de prensa que dio en un tweet, incrementó en ese momento la altura reputacional del Valencia. 

Hacer las cosas que no harían los demás suele ser más una ventaja que un inconveniente. Igual que la afición en Vitoria sigue agradeciendo que los jugadores del Valencia al acabar el partido contra el Alavés se pararan a atender, a firmar… “lo que el resto no hace”.

¿Más débiles por reconocer un beneficio arbitral? No, más fuertes. El respeto y la autoridad se obtiene en días así. No sé qué extraño proceso impide reconocer que el Valencia fue superior en casi todos los tramos y que al mismo tiempo el árbitro, con una acción obscena, desequilibró el partido. 

Eso sí, el valencianismo, fiel a su costumbre lúdica, ha convertido el reconocimiento aislado de un beneficio arbitral en todo un espectáculo de exhibición sentimental.

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