VALÈNCIA. La Audiencia Nacional ha citado a declarar como querellados, a partir de la semana que viene, a cuatro empleados de la Academia del Valencia CF por la posible comisión de un delito de lesiones cometido por imprudencia grave del artículo 152 del Código Penal del que sería responsable civil el Valencia CF. La información que desveló este viernes El Confidencial ha sido confirmada por Plaza Deportiva.
La jueza María Tardón, del Juzgado Central de Instrucción número 5, ha citado a Marco Otero, director técnico de la Academia del Valencia CF; Vicente Castro, entrenador de la Academia; Amparo Banacloy, técnica administrativa, y Pepe De los Santos, enfermero ATS. Los cuatro empleados del club de Mestalla estaban al cargo de la expedición de un equipo infantil de primer año del Valencia CF que tomó parte en un torneo amistoso en Egipto, la Zeds Clubs Cup, en agosto de 2019.
En ese viaje, uno de los jugadores sufrió una enfermedad que, según la querella presentada por sus padres, lo dejó al borde de la muerte por la negligencia de los trabajadores del Valencia CF desplazados a Egipto que, presuntamente, equivocaron el diagnóstico, el tratamiento y provocaron un perforación grave en el duodeno. El niño tuvo que ser operado de urgencia en el hospital La Fe el 1 de septiembre de 2019.
Los padres, asesorados legalmente por el despacho Zapata Boluda Abogados, defienden que los querellados actuaron de forma negligente y presentaron denuncia por un presunto delito de lesiones por imprudencia grave, penado con hasta tres años de cárcel. El Valencia CF aparece en la querella como responsable subsidiario. Tras comprobar los partes médicos, el Juzgado ha llamado a declarar a los denunciados, que acudirán con un abogado del club de Mestalla.
"Llegamos al hospital La Fe y tras ser ingresado, el equipo médico del hospital nos informa de la situación crítica: Álex tiene el sodio a 119, lo que puede ocasionar daño cerebral, paro cardíaco, fallo multiorgánico e incluso la muerte, por lo que es imprescindible empezar a hidratarlo poco a poco, aunque cabe la posibilidad de que su cuerpo no lo acepte debido a su estado crítico, y que deben ver la evolución durante las siguientes 24 horas para descartar el peligro de muerte", explican lo padres en la querella, que agregan que "durante el transcurso de esas 24 horas, Álex tiene mucho dolor abdominal, por lo que los médicos deciden hacerle un TAC y una ecografía, lo que tiene lugar a las 20:00 horas del día 1 de septiembre. Al ver los resultados nos informan de que, pese a estar tan débil y el riesgo de fallecimiento, tienen que meterlo a quirófano inmediatamente porque las imágenes de las pruebas sugieren una perforación y deben localizarla y cerrarla".
En la denuncia los padres del menor constatan que la perforación del duodeno "tuvo lugar como consecuencia de una negligente y grave actuación de los denunciados, quienes estaban al cuidado de nuestro hijo. Tanto la biopsia practicada el 2 de septiembre como la practicada el 13 de noviembre resultan negativas a cualquier tipo de bacteria, por lo que no existe duda desde un punto de vista médico, de que la perforación del duodeno se produce por la toma excesiva de Ibuprofeno (AINES) que le fue administrado por el denunciado Sr. De los Santos y/o algún otro de los responsables del Valencia CF que viajó a Egipto".
La denuncia sigue argumentando que con el inicio de la sintomatología "no se pusieron los medios adecuados para su atención, no hubo seguimiento no control específico y se prescribió un tratamiento inadecuado, con administración de medicación lesiva a nivel intestinal, que junto al deterioro general orgánico ocasionado por la grave deshidratación, produjo finalmente la perforación en el duodeno de la que tuvo que ser intervenido con riesgo de fallecer".
Los hecho descritos, de los que serían responsables los denunciados, podrían ser constitutivos de un delito de lesiones por imprudencia grave previsto y penado en el artículo 152 del Código Penal. Los cuatro querellados se enfrentan, según este artículo, a un máximo de tres años de cárcel por un presunto delito de lesiones por imprudencia grave.
La citación de Carlos Romero Pla, preparador físico del Valencia CF, también desplazado a Egipto, ha sido suspendida tras presentar un escrito de excusa.
El niño, que tiene ahora 14 años y ha cambiado de escuela deportiva, está poco a poco volviendo a recobrar la ilusión por un fútbol del que no quiso saber nada durante meses después de la traumática experiencia vivida a finales de agosto de 2019, en un torneo (Zed Clubs Cup) que disputó junto a sus compañeros del Infantil de Primer Año en Egipto. La normativa de la Academia permitía que los padres viajasen por su cuenta a tierras egipcias (como así hicieron), pero no entrar en contacto con sus hijos ni interferir con el régimen de disciplina de la expedición.
El 28 de agosto, el chico escribió un mensaje a sus padres para informarles de que se encontraba enfermo y con múltiples síntomas: fiebre, vómitos, diarrea y fuertes dolores en el abdomen. La ausencia de un médico en la expedición dejó al joven a cargo de los cuidados del entrenador del equipo (Vicente Castro), el ATS (José de los Santos) y la administrativa del club (Amparo Banacloy) que habían viajado con los jugadores. Los tres han sido denunciados por los padres, al igual que el director deportivo de la Academia, Marco Otero, y el preparador físico Carles Romero.
El tratamiento con ibuprofeno y antieméticos no funcionó y, al día siguiente, el jugador no podía tenerse en pie en la sesión de entrenamiento vespertina justo antes del arranque del torneo. Los padres, alarmados, acudieron al hotel del equipo tras dos días sin poder ver a su hijo. Allí comprobaron su deterioro físico y pidieron cuidar de él, pero de nuevo las normas internas del club se lo impidieron y quedó a cargo de los cuidados de la administrativa que acompañaba a la expedición. Tras ser avisados de que el suero se había agotado, los padres acudieron con una botella a las once de la noche el 29 de agosto y descubrieron a su hijo en el interior de su habitación del hotel, a solas, con ropa interior manchada por el suelo producto de las diarreas y pasando frío por la climatización de la estancia. Todo esto se recoge en la denuncia tramitada por el Juzgado Central número 3 de Madrid.
Los padres pidieron a los técnicos llevar a su hijo a un hospital, pero se les dijo que no “serviría para nada”, aunque ellos se habían ofrecido a costear el gasto del desplazamiento del menor al centro hospitalario. Además, se insistió en que otros jugadores también mostraban síntomas, así que se achacó a una diarrea pasajera que se remediaría en un par de días. La tensión fue en aumento el día 30 ante el empeoramiento del chico y los intentos de los padres por quedarse con él en su habitación, ya que según su versión el entrenador (siguiendo órdenes de la Academia) les prohibió su presencia en el recinto y, además, prohibió al menor llamar a su familia.
La tensión estalló a las puertas del hotel, ante acusaciones por parte del director de la Academia de que “estaban exagerando” su preocupación y la insistencia por parte del resto de responsables en que se trataba de una diarrea común. Así las cosas, los padres regresaron a su propio hotel. Al día siguiente, 31 de agosto, las partes regresaron a Valencia en vuelos diferentes.
Los padres vieron de nuevo a su hijo en la puerta de desembarque en la madrugada del 1 de septiembre, “con aspecto cadavérico” tras haber realizado todo el trayecto desplazándose en silla de ruedas y tras llevar días sin comer ni beber. Se lo llevaron de inmediato al hospital de Manises. Primer diagnóstico: “El niño está crítico, sufre una deshidratación grave y una insuficiencia renal y hay que llevarlo de urgencia al Hospital la Fe”. Se lo llevaron en ambulancia de inmediato.
A las cinco de la madrugada del 1 de septiembre, el menor tenía los niveles de sodio por los suelos y corría riesgo de “daño cerebral, parada cardíaca, fallo multiorgánico e incluso la muerte”. Fue operado de urgencia por la tarde para resolver una perforación de duodeno. Tras dos semanas en el hospital y ya fuera de peligro inmediato, recibió el alta el 16 de septiembre y el alta de seguimiento tres meses después.
En dicho torneo varios de los jugadores y miembros del cuerpo técnico de la Academia VCF y también de otros clubes, tuvieron que ser atendidos por dolencias gástricas. En la mayoría de los casos pudieron resolverse sin mayor incidencia tras ser atendidos por el especialista sanitario desplazado con el equipo y con la colaboración entre los servicios médicos de los distintos clubes participantes.
El Valencia publicó un comunicado el 17 de mayo, cuando trascendió la querella, en el que lamenta la situación y niega la negligencia de los responsables del club desplazados a Egipto. "La Academia VCF estuvo en todo momento en contacto con la familia del jugador, que estaba presente en el torneo, ofreciendo y facilitando las distintas alternativas para poder atender al jugador de la forma más adecuada", garantizó el Valencia.
"En todos los torneos, competiciones oficiales, entrenamientos o actividades en los que participan equipos de la Academia VCF la prioridad siempre es el bienestar de los jugadores -especialmente en el caso de los menores- y de todos los miembros de la expedición, como así queda acreditado en el hecho de que en los últimos años se ha participado en un centenar de torneos en cada una de las temporadas sin registrar ningún incidente", agregó el club de Mestalla.
El comunicado del Valencia apuntó entonces que "la Academia VCF, por respeto al proceso judicial que está en curso y al secreto de toda actuación judicial, no realizará ninguna manifestación más allá de este comunicado y muestra su convencimiento de que dichos trámites demuestren la correcta actuación de los profesionales del club responsables en este caso".